En el año 2000 el Estado vendió a la multinacional estadounidense General Dynamics la fábrica de armas coruñesa, que desde hacía años sufría un declive por la caída de los encargos de material por parte del Ministerio de Defensa. En 2009 la situación de la factoría no solo no había mejorado, sino que el año anterior se había frustrado su traslado al polígono de A Grela al negarse Defensa a costear la construcción de las nuevas instalaciones.

Pero ese mismo año el Tribunal de Cuentas dio cuenta en un informe de un dato relevante, ya que el Consejo de Ministros había aprobado la venta de solo el 30% de las acciones de la empresa, cuando en realidad se vendió la totalidad del capital. Esto hizo que General Dynamics tuviera capacidad total de decisión sobre el futuro de la fábrica y que pudiera negarse a la venta de los terrenos sobre los que se asentaba, lo que dificultaba una posible solución a su crisis.

La multinacional acabó despidiendo a toda su plantilla y cerrando la factoría en 2013. Al año siguiente, Defensa adjudicó las instalaciones en concesión a Hércules de Armamento, a la que ahora pretende desalojar por incumplir el contrato para dejar paso al proyecto tecnológico de la Ciudad de las TIC.