La Demarcación de Costas de Galicia expondrá durante los próximos veinte días el proyecto de mejora de la accesibilidad de las playas de Riazor, San Amaro y Oza que el Concello llevará a cabo de forma inminente para cumplir la normativa estatal que obliga a garantizar el acceso a todo tipo de espacios públicos. Esa legislación establece que el 1 de enero de este año debían estar adaptados todos los lugares que ahora presentan dificultades para personas con problemas de movilidad, por lo que A Coruña sobrepasará en al menos un año el plazo que se había fijado. Durante la fase de exposición podrán presentarse alegaciones y tras su finalización, Costas podrá exigir al Concello que introduzca cambios en el plan.

El presupuesto de esta iniciativa es de 178.698 euros, financiado por los fondos europeos Eidus, y su ejecución se estima en cuatro meses. Para diseñar las actuaciones necesarias se contó con el asesoramiento de la Confederación Galega de Persoas con Discapacidade, el Grupo de Persoas con Discapacidade da Coruña, la Organización Nacional de Ciegos de España y la Federación de Asociacións de Persoas Xordas de Galicia.

Para diseñar esta actuación, el anterior Gobierno local encargó un informe sobre la accesibilidad de las playas coruñesas, en el que se apreciaron numerosas deficiencias que será necesario corregir. El proyecto pretendía incluir también la mejora de la accesibilidad a los arenales de Orzán, Matadero y As Lapas, pero por su proximidad a las de Riazor, Oza y San Amaro se optó por trabajar primero en las tres últimas para luego continuar en las primeras. Las actuaciones que se desarrollarán afectarán a los paseos marítimos situados junto a las tres playas y se centrarán en los pavimentos, rampas, vados, aparcamientos, barandillas, mobiliario y señalización.

Entre las obras que se realizarán figura el acondicionamiento de los accesos peatonales y el repintado de pasos de peatones, la creación de plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida y su señalización. En Oza se instalará una zona de transferencia desde los vehículos para estas personas en la que estará prohibido estacionar, así como un paseo peatonal sobre pilotes de madera entre el arenal y el paseo, solución que también se adoptará en San Amaro. En ambos casos, la pendiente máxima será de un 6%, por lo que no se considerará una rampa, aunque tendrá un pasamanos a doble altura en uno de los laterales y barandilla adaptada frente a caídas en los dos márgenes.

Las tres playas tendrán señalizadas la ubicación de las rampas, escaleras, paradas de bus e itinerarios preferentes mediante pavimento táctil y plataformas en puntos accesibles en las que se colocarán duchas adaptadas. En San Amaro se ampliará además la acera en San Amaro para la instalación de la caseta de socorrismo. También se garantizará que el suelo no tenga resaltes, no sea resbaladizo ni cuente con discontinuidades para evitar accidentes.

En Riazor se creará un paso de peatones elevado en el paseo marítimo a la altura del punto accesible de la playa, ya que las vías del tranvía no permiten acondicionar las pendientes del acceso peatonal existente. En San Amaro se plantea peatonalizar el paseo en el tramo de la playa, de forma que tan solo circulen bicicletas, vehículos del Club del Mar y de carga y descarga. Está prevista la apertura de un carril-bici bidireccional en ese lugar y la instalación de un aparcamiento para bicicletas.

El proyecto prevé también la instalación de nuevos tramos de barandilla en las inmediaciones de los puntos accesibles proyectados y algunos tramos de pasamanos dobles adaptados. Algunos elementos del mobiliario urbano de los paseos como bancos y papeleras será desplazada para que no invadan el itinerario peatonal accesible.

En el campo de la señalización se instalarán indicadores de los aseos adaptados y de los servicios existentes en los puntos accesibles, así como de la ubicación de los puntos accesibles más próximos. Además de los pictogramas ya identificados por toda la población, habrá textos en braille y códigos QR para enlazar con una página informativa de los servicios que ofrece la playa.

Los puntos accesibles existentes ya en las tres playas serán dotados de mayores equipamientos y servicios, como aseos adaptados que subsanen las deficiencias de los actuales y la instalación de tres duchas adaptadas en cada uno de ellos que puedan ser usadas por personas en silla de ruedas. En la playa de Oza se colocará una grúa fija para traslada a personas entre la silla de ruedas y la silla anfibia, operación que podrá ser realizada por un solo asistente. También esa playa se creará una zona de sombra mediante la instalación de una pérgola de madera, aunque estará fuera de la arena para no dificultar la visibilidad desde la caseta de los socorristas. Oza contará además con una fuente para beber adaptada.

El proyecto incluye la dotación de tres sillas de ruedas anfibias que podrán ser usadas en la arena y en el agua, tendrán reposabrazos desmontables y plegables. Otro equipamiento serán cuatro pares de muletas anfibias para cada playa y de diferentes tallas y cintas de nylon-algodón para ayudar a la transferencia de personas desde una silla de ruedas a otra, con ayuda de dos asistentes. Cada playa tendrá también tres andadores y tres tumbonas adaptadas, además de un bucle magnético portátil para dar servicio a personas con un aparato auditivo con telebobina o posición T.

Las tres playas dispondrá de un itinerario peatonal accesible hasta la orilla del mar que utilizará las pasarelas de madera ya existentes, aunque se pintarán en sus extremos con un esmaltado de color azul y antideslizante. Las pasarelas se tenderán entre la línea de la pleamar y la zona de estancia de personas con problemas de movilidad, que también contará con plataformas de madera y sombrillas. En la orilla habrá otras plataformas para que los usuarios puedan dejar sus sillas mientras se bañan sin molestar a otras personas.