La magistrada del Juzgado de Instrucción número 7, encargada del caso de la Primitiva millonaria que todavía no tiene dueño, ha llamado a declarar a cuatro altos cargos de Loterías, para que ofrezcan su versión de los hechos, en calidad de investigados „figura que sustituye a la de imputados„ como presuntos participantes de una estafa. Mañana, serán el lotero de San Agustín, Manuel Eugenio Reija, que dijo haber encontrado el resguardo premiado en su administración, y también su hermano, Miguel Reija, que es delegado de Loterías en la provincia de A Coruña, los que tendrán que comparecer ante la instructora del caso, también por estafa.

La jueza ha llamado a declarar, en enero de 2020, a José Miguel Martínez Martínez que, en 2012, era presidente de Loterías y Apuestas del Estado, pero que ahora ya no ostenta ese cargo ni aparece en el organigrama que la entidad tiene colgado en su página web. También a Juan Antonio Gallardo López, para entonces director de negocio de la Sociedad Española de Loterías y Apuestas del Estado (Selae) y ahora desaparecido de la estructura directiva, al menos en la web; a Joaquín Argudo Carreño, entonces jefe del servicio de control de premios e invendidos y que, en el esquema actual, aparece en el departamento de Lotería Nacional „que depende de la subdirección de comercialización de juegos„; y, por último, a José Manuel Martínez Ortiz del Pozo, entonces director de producción de sistemas técnicos de Loterías del Estado y que aparece en el organigrama actualizado en el puesto de subdirector de operaciones.

Los cuatro directivos han sido convocados el 17 de enero, por la mañana, a comparecer por videoconferencia desde Madrid ante la instructora coruñesa, según confirmaron ayer fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

Las investigaciones policiales concluyen que Loterías encubrió al lotero de San Agustín y a su hermano para que pudiesen hacerse con el premio de 4,72 millones de euros que pertenecía a un cliente que había hecho una Primitiva automática el 26 de junio de 2012 en la administración de Carrefour de Alfonso Molina, junto con otras tres apuestas. Las mismas que, el 2 de julio, fue a comprobar a Pontejos, tras el sorteo del 30 de junio, que le había convertido en millonario, aunque no lo sabía.

El lotero de San Agustín declaró que, cuando vio el resguardo de la Primitiva, del otro lado del pasamonedas, tras el cristal de seguridad, no había clientes en la administración y que el boleto le había llamado la "atención al estar solo y en unas condiciones impecables, como recién salido de la terminal". Su versión, sin embargo, no cuadra con los registros de su máquina de comprobación, ya que consta que, en tan solo 16 segundos, pasó las cuatro apuestas que le entregó el cliente, las mismas que había sellado en Carrefour.

La Primitiva que tenía la combinación ganadora fue el primer boleto que chequeó en la máquina. En los registros que se incluyen en la investigación policial consta que Reija, en su pantalla, pudo leer el mensaje: Premio Superior. Llevar resguardo a la Delegación, que es el que salta automáticamente cuando las apuestas tienen una dotación superior a los 5.000 euros. Después, según revela la actividad de la máquina a las 11.25 horas, el lotero comprobó una apuesta del Gordo, que tenía un reintegro de tres euros „que abonó a su dueño„ y, a continuación, los otros dos, que no habían resultado premiados. En los registros de la máquina de San Agustín consta también que se hicieron dos comprobaciones posteriores del boleto premiado, tras la inicial de las 11.25 horas; a las 11.39 horas y, la última, tan solo siete segundos después, todas con el mismo resultado, que la combinación de los números 10, 17, 24, 37, 40 y 43 era portadora de un premio de categoría superior.

Reija depositó el día 3 de julio el boleto en la delegación de Loterías „ante su hermano„, y explicó que se lo había encontrado y, el 5 de septiembre, solicitó el cobro de los 4,72 millones de euros, al alegar que había procedido "de buena fe" al entregar el resguardo premiado y al solicitar después que se buscase al legítimo dueño de la apuesta.

Una vez que las investigaciones policiales contradijeron la versión inicial del lotero, Manuel Eugenio Reija aseguró que todo tenía una explicación "muy clara y contundente", pero que se la diría, en primero a la instructora.

Los agentes encargados de la investigación sospechan que Loterías encubrió a los hermanos para que pudiesen cobrar el boleto ya que la sociedad estatal no aportó algunos de los datos que los policías le solicitaron para esclarecer el caso. Entre otros, "el número exacto de premios superiores a 5.000 euros comprobados por Manuel Eugenio Reija González en la Administración número 22 de A Coruña durante los cinco años inmediatamente anteriores al 2 de julio de 2012", para cerciorarse de que era la primera vez que se producía una situación similar o de si era una constante en esta administración.

Al no recibir la información, los agentes concluyeron en sus atestados que, "el silencio de Loterías" no hacía más que "reforzar la hipótesis de que la Sociedad Estatal encubrió la conducta del autor material" „el lotero de San Agustín„ y de que "el auxilio del hermano", su "posición e intelectualidad" [Miguel Reija, el delegado provincial de Loterías] "resultaron determinantes en la presente trama, realizada para garantizarse el cobro del premio".