Entre las tareas pendientes de la Torre de Hércules que derivan de su categoría de patrimonio de la humanidad, obtenida hace diez años, está la creación de un centro de interpretación permanente del faro. Se trataría de un espacio que tendría la función de museo. Es una exigencia de la Unesco que la ciudad aún no ha cumplido y que el Ayuntamiento incluye entre los apartados del plan estratégico de turismo con planificación para 2020. La ubicación de este recinto es un asunto que debe resolver el Gobierno local y que ayer se abordó en la comisión municipal de Promoción Económica, Comercio y Turismo. El Ejecutivo plantea que el emplazamiento pueda ser la antigua cárcel provincial, situada frente a la Torre en el paseo marítimo, para lo que ya ha habido contactos entre el Concello con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo a través de la Delegación del Gobierno.

No es la prisión en desuso la única propuesta. Fuentes municipales apuntan que también se estudia destinar otro edificio a esa función o utilizar la parte inferior de la rampa de acceso a la Torre de Hércules, opción por la que apuesta la autora del plan director del monumento elaborado en 2010, Ana Goy.

La cárcel se encuentra cerrada desde comienzos de este año tras una breve reapertura desde el verano anterior para usos socioculturales. El deterioro del edificio es un condicionante para cualquier intervención, ya que cuando volvió a abrirse temporalmente no se pudieron habilitar todos los espacios deseados por razones de seguridad.

La comisión de Comercio de ayer se detuvo en otros planes municipales. El Gobierno local informó de que prevé licitar la reforma de la plaza del mercado de Monte Alto en el primer cuatrimestre del próximo año. Al proyecto, casi finalizado, le queda incorporar retoques propuestos recientemente por las representantes de la escuela infantil y el centro cívico de Monte Alto.

Otro mercado, el de Santa Lucía, está a la espera de proyecto definitivo que permita conocer costes y planificación para combinar en el inmueble los usos comercial, sanitario y cívico. El planteamiento del Concello es destinar el sótano a los puestos del mercado y reservar una o dos plantas al centro de salud del barrio. El bloque en varias alturas de la manzana sería para el centro cívico. La Xunta pagaría el 40% de la obra y el Concello, el 60%.