La doctora en Derecho Manuela del Pilar Santos (Ferrol, 1961) lleva 24 años como docente en la Universidade da Coruña (UDC). Desde 2017 es la decana de la facultad de Humanidades y Documentación y acaba de ser nombrada presidenta de la recién creada Asociación de la Conferencia de Decanatos de Artes y Humanidades.

¿Cómo nace la Asociación?

A partir de la Conferencia de Decanatos, de la que este año, en Ferrol, se celebró la 27ª edición. En la Asociación estamos nueve universidades como socios fundadores, pero la decisión de crearla parte de una asamblea en la que participan más de 60 universidades de toda España. En 2018 acordamos preparar los estatutos y se decidió que fuese la presidenta. Este 2 de octubre la Asociación ha quedado registrada.

¿Por qué decidieron constituirse como Asociación?

Para que sea una tribuna para hacer valer nuestros derechos y servir de interlocutor. Sobre todo ante las administraciones públicas, pero también entes privados. El fin último que se persigue es la defensa de las humanidades.

¿Ante qué peligros?

Se habla mucho de una crisis de las humanidades, pero queremos dar a conocer el enorme valor que tienen. La formación humanística aporta un espíritu crítico y reflexión que es necesaria para formar a ciudadanos libres.

Será la presidenta de la asociación durante los próximos dos años. ¿Cuáles serán sus prioridades?

Estamos deseando que se forme un gobierno para proponer que los ministerios de Ciencia y Universidades se mantengan unidos, puesto que algunas noticias apuntan a que podrían separarse. Los mayores generadores de conocimiento y ciencia somos las universidades. Es absurdo que estén separados. Otra cuestión que nos preocupa es la de las acreditaciones de profesores e investigadores. Se aplican criterios de la rama de ciencias, lo que es absurdo. Prácticamente no se tienen en cuenta los libros y monografías publicados, cuando son importantísimos en artes y humanidades. Esto provoca una desigualdad tremenda.

En un mundo en que las ciencias trabajan cada vez más en grupos multidisciplinares, ¿las humanidades han quedado algo atrás en ese sentido?

Queremos que las humanidades estén presentes en la formación de otras titulaciones. Es preciso que por ejemplo un ingeniero tenga conocimientos de disciplinas humanísticas, es fundamental. No creo en la separación tajante entre ciencias y letras. Nos necesitamos mutuamente.

Una queja habitual en relación a las letras es la falta de oportunidades laborales.

Hay un desconocimiento tremendo, contra el que vamos a luchar desde la Asociación, sobre el grado de empleabilidad de los alumnos. Es muchísimo más alto que en otro tipo de carreras y eso se desconoce. Los estudios de humanidades no van dirigidos solo a la docencia sino que hay un montón de profesionales en el sector público o en el privado. En los índices internacionales, como el de Shanghái, las facultades de Humanidades españolas, hablando en general, están entre las 400 primeras del mundo, cuando, por su dotación económica y la financiación que reciben, tendrían que estar entre las 7.000 y las 8.000, mucho más abajo

¿Qué ejemplos de salidas profesionales hay en el sector privado que resulten desconocidas para el público?

Consultorías, mediación, empresas de gestión cultural, y también departamentos o asesores culturales de empresas... Por poner algunos ejemplos. En cuanto a oposiciones, hay muchas. No solo la docencia, sino incluso el cuerpo diplomático.

¿Cuál es la situación de la disciplina en la UDC?

En el 2017 la Xunta cerró el grado de Humanidades, y la facultad trabajó para sustituirlo y actualizarlo con nuevo grado [Estudios Globales]. Creo que es atractivo. Este año tenemos el triple de alumnos que el que teníamos en el antiguo grado. Se nos ha posibilitado por parte de la Xunta hacerlo en colaboración con la Universidade de Vigo, en Relaciones Internacionales.