Los últimos temporales han provocado el desprendimiento de parte del balcón de la antigua rectoral de Guísamo y obligado al Concello a precintar por precaución este inmueble, propiedad del Arzobispado de Santiago. Las vallas y el precinto agravan la sensación de ruina que desprende desde hace años este edificio, que aguarda por una rehabilitación prometida por varios gobiernos municipales y aún pendiente.

El alcalde socialista José Fernández Ramos, Pepín, ya fallecido, fue el primero en intentar llegar a un acuerdo con la Iglesia para la cesión de la rectoral. Sin éxito. El anterior Ejecutivo, formado por PSOE y Anova (ahora Alternativa dos Veciños) incluía en su acuerdo de gobierno la recuperación de este inmueble para uso social, pero las negociaciones no fructificaron. Sin acuerdo a la vista, la rectoral es hoy para los vecinos la viva imagen de la desolación y el recordatorio de una plegaria no atendida.

Una residente de edad avanzada recordaba ayer que los vecinos de Guísamo ya habían intentado hacer una colecta para adecentar este inmueble en vida del párroco José García Verdía, que residió en esta casa rectoral en condiciones precarias y que se negó a recibir ayuda: "Todo lo que tenía era para los demás", recuerda esta vecina, que ve en la rehabilitación del inmueble un homenaje póstumo al que muchos consideran "el mejor alcalde que ha tenido Guísamo" por su infatigable lucha por mejorar los servicios de esta parroquia.