César Antonio Molina (A Coruña, 1952), licenciado en Derecho y Ciencias de la Información, cuenta con una larga trayectoria como autor, periodista y gestor cultural, y presidió tanto el Instituto Cervantes como el ministerio de Cultura entre 2007 y 2009. La Real Academia Galega de Belas Artes ha anunciado su nombramiento como nuevo académico.

Entre los méritos que le señala la Real Academia está su apoyo a la candidatura de la Torre a Patrimonio de la Humanidad en 2009, cuando era ministro de Cultura. También ha hecho importantes donaciones a la biblioteca de la Diputación.

En cuanto a la Torre, si no hubiera dado ese paso, no se hubiera dado. Podía haber apoyado otras muchas, incluso de Galicia, como querían otros partidos. Tenía que mover los papeles yo, un niño que jugaba a los pies de la Torre de Hércules, se bañaba en San Amaro y dormía con la luz del faro iluminando su habitación. Tengo las más altas consideraciones de Italia, Francia, Chile... pero lo que venga de mi ciudad y mi Galicia es lo más importante. Además, como ministro y director del Cervantes, visité las academias gallegas, así como catalanas y vascas. Siempre he tenido propensión a la colaboración permanente entre las distintas lenguas.

¿Cómo ve la relación de las culturas gallega y española?

Todas nuestras lenguas y creación artística es patrimonio de todos nosotros, también de Hispanoamérica. Tenemos que ayudar a su difusión y conocimiento y la fraternidad. La literatura en catalán o en vasco la han hecho los catalanes o vascos españoles; los franceses no existen. A pesar de las tremendas dificultades que hubo en distintas épocas de nuestra historia, ¡que nos afectaron a todos en todas las lenguas! Lo que se ha hecho es gigantesco. Muy pocos países pueden sentirse tan orgullosos.

Al tiempo, usted es crítico con los nacionalismos, como señala en su último libro, Las democracias suicidas.

Con un cuchillo puedes operar a una persona o matarla. Las lenguas siempre han sido instrumentos de paz, para entenderse, pero hay gente que lo utiliza en su beneficio, con sus fanatismos.

¿Cómo define la cultura?

Una invención del ser humano, no divina, que ayuda al ser humano a entender la existencia. Para que no se vea solo y huérfano y piense que ha sido inútil, un error o que vivir no es necesario. Nos permite pensar que la existencia es algo positivo y que todo ser humano es parte de la creación del mundo y por tanto esencial.

Parece que diga que ayuda a soportar la vida.

Podría ser en los momentos difíciles. Cuando mueren familiares o amigos, leer un poema, la música o escribir ayudan a sobrellevar el destino.

¿Cómo ve las nuevas formas, tecnologizadas, de cultura?

Cada tiempo tiene una manera de expresarse. Sócrates y Platón ya pertenecían a dos mundos distintos, el de la oralidad y el del escribir. Es normal que quienes pertenecemos a otro tiempo lo echemos de menos y no entendamos muchas cosas de las expresiones artísticas actuales. Las tienen que hacer los jóvenes y para ellos mismos. Nosotros ya no vamos a cambiar. Tenemos que comprenderlo, ayudar lo posible, y que nos entiendan a nosotros.

De autor, creador, periodista, gestor, ¿con qué se queda?

Sigo siendo un poeta y para mí es lo fundamental. Se acompaña con las lecturas desde mi niñez para conformar mi manera de ser. Por eso no he sido un político muy habitual: siempre he dicho todo lo que pensaba, cuando se hace todo lo contrario.

Sobre su cese al mando del ministerio, afirma que Zapatero le explicó que quería una chica joven con glamour....

(Ríe) No tenía justificación alguna, y supongo que se le ocurrió decir eso sobre la marcha. Pero en el fondo los problemas venían de otros motivos, los mismos por los que ahora estamos en pleno zafarrancho político: el tema territorial, Cataluña ...

Si ya chocaba con las posiciones del PSOE en ese momento, ¿cuál es su visión ahora?

Soy socialista de muchas generaciones, socialdemócrata, moderado y quiero la evolución, no las revoluciones. No me agradan los populismos ni los nacionalismos: han causado los mayores desastres del siglo XX. Me siento representado por la República, a la que se cargaron exactamente los mismos que intentan cargarse ahora la democracia: el fascismo y el comunismo, los populistas de izquierdas. En el centro estamos la gente que quiere prolongar los mejores cuarenta años de la historia de España. Hay gente que se sigue sintiendo socialista pero que se siente huérfana con las cosas que está haciendo este Gobierno.

¿Qué opina de la industria cultural española?

Es de las más fuertes del mundo, gigantesca. Los españoles tenemos que estar orgulloso de esto y todo lo que hemos hecho en la etapa democrática, heredera de la República. Hemos hecho lo que quiso hacer y no pudo por exactamente los mismos extremistas de ahora. La República estaría orgullosa de lo que hemos hecho. No lo destruyamos.