Los dos ultimátums impuestos por el Ministerio de Defensa a Hércules de Armamento para abandonar la fábrica de armas, en mayo y en agosto pasados, no han causado en absoluto el efecto pretendido por el establecimiento de una fecha límite. El responsable de la concesionaria permanece en la planta de Pedralonga, ubicada en los terrenos que darían cobijo a la llamada Ciudad de las TIC que impulsa la Universidade da Coruña para aglutinar al sector tecnológico de la ciudad y la comarca. Hércules no se marchó ni al recibir la orden de abandono voluntario ni con el mandato forzoso tres meses después. Pero Defensa no ha ejecutado el desalojo, empantanado en trámites judiciales que postergan la liberación de la planta industrial justo un año después de que el Consejo de Estado avalase en un informe la revocación de la concesión de la empresaConsejo de Estado.

Ha pasado también un mes desde las elecciones que volvieron a dar como vencedor sin mayoría absoluta a Pedro Sánchez, quien se comprometió en la ciudad ya en mayo „como se encargó de insistir la entonces aspirante a alcaldesa, Inés Rey„ a fomentar el futuro proyecto tecnológico. Y antes de que termine el año la Xunta debería de informar, según un estudio que encargó a finales de 2018, si necesitará parte del suelo de Pedralonga para ampliar el hospital de A Coruña.

La incertidumbre que suscita el anunciado desalojo de Hércules aún sin ejecutar preocupa más ahora a Julio Abalde, rector reelegido de la Universidad, que hace tres meses cuando comenzó el curso. La semana pasada comentó que se ha avanzado con la Xunta y con el sector tecnológico en el desarrollo de la Ciudad de las TIC desde el punto de vista económico y operativo, pero reconoció que la salida de la concesionaria del lugar "ya se tendría que haber resuelto".

Las consultas a fuentes oficiales para tratar de conocer en qué fase se encuentra el previsto desalojo de Hércules de una planta que ha gestionado con acumulación de pérdidas, impagos y deudas y sin apenas actividad desde finales de 2014 no ofrecen respuestas claras. En mayo y agosto se dieron plazos del proceso de desahucio, de tres meses primero y de un "periodo corto" después, pero no se han cumplido. Ahora, casi un año después de que trascendiera el proyecto de la Universidad del polo innovador en Pedralonga, se evita hablar de fechas.

Otras fuentes próximas a estos trámites apuntan que se han dado todos los pasos jurídicos adecuados para asegurar el futuro desalojo sin ninguna posible reclamación por parte de Hércules de Armamento. La Abogacía del Estado ha propuesto la solicitud de autorización judicial para efectuar la salida forzosa de la fábrica requerida por la Subdelegación del Gobierno, paso que espera por el dictamen de la sala de lo Contencioso de la Audiencia de Coruña, añaden estas fuentes.

El primer ultimátum dado a Ramón Mejuto, director de Hércules, para dejar voluntariamente las instalaciones establecía el 24 de mayo como fecha de abandono. No se marchó. Incluso abrió y cerró el portalón a una delegación de Defensa que un día antes había accedido a comprobar el estado de la maquinaria. El Ministerio inició entonces el proceso de desalojo a la fuerza, con una duración prevista de tres meses.

En agosto Hércules presentó un escrito que pretendía tener la misma función que un recurso para oponerse a dejar la fábrica. Defensa tumbó esas alegaciones, pero Mejuto, que llegó a decir que sabría como responder a las deudas, entre ellas por el canon anual de uso de la planta, se negó a aceptar la notificación. Se mantuvo tras el portalón, donde continúa, sin que se haya iniciado la ejecución definitiva del desalojo anunciada tres meses antes.

Por entonces, se celebró una reunión en la Subdelegación de Defensa para organizar el operativo policial para desalojar la fábrica a la fuerza. Aquella planificación quedó en suspenso y, a la espera del último dictamen judicial, no se ha vuelto a celebrar otro encuentro con el mismo fin.

En este tiempo la Universidad ha avanzado con Defensa en la nueva concesión que se le adjudicaría a la institución académica para sacar adelante el parque tecnológico en los próximos años, con aspectos todavía por resolver, como el tiempo durante el que la UDC será la concesionaria y el futuro de las instalaciones después.