En los cinco años de la Segunda República, fuerzas políticas coruñesas que habían sido relegadas o puestas fuera de la ley en los regímenes anteriores accedieron al Gobierno local e intentaron hacer una ciudad diferente, antes de que el sueño se desvaneciera por el golpe de Estado militar. La exposición Espazos republicanos, desarrollada a partir de una propuesta del arquitecto Xosé Lois Martínez, recupera siete de los proyectos urbanísticos de esos años: viviendas sociales, infraestructuras educativas, mercados y el diseño de la fachada marítima.

La muestra, organizada por el Concello y la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica, abre hoy sus puertas a las 19.00 en la sala Salvador de Madariaga, en Durán Loriga. Hasta el 26 de enero los visitantes podrán consultar en ella planos y maquetas de los proyectos. Se complementa con paneles explicativos y vídeos. La historiadora Aurora Paz, otra de las colaboradoras en el proyecto, afirma que la idea principal de estos proyectos fue "poner la ciudad al servicio de la ciudadanía, no solamente de la burguesía", en sintonía con las circunstancias políticas.

Aunque se llevaba hablando de vivienda obrera "desde inicios del siglo XX", en la Segunda República hubo un "cambio tangible" para dar un hogar "digno y cómodo" a los trabajadores. Esta dignificación no fue del agrado de todos, pues en el Concello llegó a decir que era "era fomentar el socialismo", pero supone una diferencia " boom inmobiliario y especulativo" de las últimas dos décadas del franquismo.

El presidente de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica, Fernando Souto, explica que la exposición es fruto de un trabajo multidisciplinar de arquitectos y también de "poetas, historiadores, periodistas". Esta mirada al pasado se entiende como una forma de comprender mejor la actualidad y de poner en valor la democracia. Había diferentes corrientes republicanas y obreristas pero "eran pactistas, llegaban a acuerdos", afirma Souto.

Por otra parte, muchos de los conflictos que vivía la ciudad en la Segunda República siguen presentes casi un siglo después: el derecho a la vivienda, los proyectos inmobiliarios con participación de cargos políticos, el aprovechamiento del borde litoral, el derecho a los espacios públicos o la cuestión educativa.

El proyecto tiene voluntad de perpetuarse en el tiempo, pues, como remarca Irene Tomé, otra de las colaboradoras, está previsto que los paneles explicativos se amplíen y conviertan en artículos de un libro.

Biblioteca en Méndez Núñez. La arquitecta y miembro de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica Carmen Armada remarca la apertura de una biblioteca en el edificio Atalaya, construido en los jardines de Méndez Núñez en 1933. Actualmente "pasa bastante desapercibido, pues ha perdido bastante su esencia". Hay una cafetería y se ha cerrado parte de la terraza, pero en su momento fue "innovador" en tanto que biblioteca situada "en pleno centro de la ciudad" y "dentro del ideal de la República de formar a la gente".

Fachada marítima. La zona del Obelisco quiso convertirse en "escaparate de la ciudad", afirma Armada, que explica que, como ahora, era un lugar de encuentro simbólicamente muy importante para la sociedad coruñesa de los años 30, que "hacía mucha vida en la calle".

La Universidad. La Segunda República planteó abrir escuelas de peritaje, ciencias y técnicas, en un proyecto que denominaron Universidad Industrial y Comercial y que el franquismo, continuando con el proyecto, rebautizó como Ciudad Escolar. En la opinión de Armada, el cambio de denominación se debió a que el término universidad "era demasiado peligroso". Los muros se incorporaron también durante la dictadura, puntualiza la arquitecta, pues "en la República se planteó sin muros para que no fuese un espacio reservado a las élites e intelectuales sino paseable por todos".

Mercado de San Agustín. El mercado se inauguró en 1938, explica Armada, "ya en plena guerra", pero partía de un proyecto republicano que lo entendía como "como gran espacio público de convivencia más allá de las iglesias", y, en cierto modo, como "una catedral del siglo XX".

Casas obreras. Según señala Armada, hasta la Segunda República el planteamiento arquitectónico mayoritario en A Coruña había estado orientado a las necesidades de "las élites". En esta época "por primera vez aparece dibujada la vivienda de la clase trabajadora, su interior, cómo se vive". Mientras que los barrios obreros decimonónicos "se planteaban en los arrabales, cerca de la fábricas", en la Segunda República aparecen casas baratas en el Campo de Marte o la zona de Santa Margarita: "por primera vez se sitúa al lado de la vivienda de la burguesía".

La ciudad satélite. La sociedad cooperativa Concepción Arenal planeó la construcción de viviendas para la clase trabajadora siguiendo los ideales de la República. Promovieron un ensanche denominado ciudad satélite en el entorno del Campo da Rata con, calcula Armada, unas "1.000 o 1.500 viviendas para trabajadores". Irónicamente, el lugar fue el escenario de la ejecución de los principales republicanos coruñeses en 1936, de manera que "los que la promovieron fueron fusilados allí durante el golpe".