Las protestas vecinales lograron eliminar hace unos años el botellón de la plaza del Humor, pero el fenómeno, lejos de erradicarse, se desplazó a los jardines de Méndez Núñez. Allí, los jóvenes ocasionan desde entonces daños en forma de ruido y residuos, ante los que el Ayuntamiento anunció esta semana una serie de medidas con la declaración estrella del área como Zona de Especial Protección. El distintivo prohibirá las aglomeraciones en horario nocturno, pero no podrá impedir que otros puntos de la urbe se conviertan en focos alternativos para el consumo de bebidas alcohólicas. Para evitar esta migración, el Concello mira ahora al norte, a Islandia, de la que replicará su programa para la prevención del uso de sustancias nocivas Youth in Iceland.

El plan, que el país nórdico implantó en la década de los 90, traza el perfil de los usuarios a través de una amplia encuesta, con la que se obtiene una descripción exhaustiva de su entorno. La información permite desarrollar otras opciones de ocio para el colectivo, así como campañas para minimizar las tasas de tabaco, alcohol y drogas. En Islandia, donde las cifras de jóvenes que se emborrachaban superaban a finales del siglo pasado el 40%, el estudio se ha saldado con resultados altamente positivos, con una reducción de más del 20%. Siete países de la Unión Europea, entre ellos España, han adoptado el modelo transformándolo en Youth in Europe, en el que Tarragona fue en 2015 la pionera.

La urbe catalana será el espejo que A Coruña tome para articular su propio análisis, que espera poner en práctica en 2020. El Concello se centrará únicamente en el alcohol, dejando a un lado el cannabis que también incluyó Youth in Iceland. El instituto responsable del programa original, The Icelandic Centre for Social Research and Analysis (ICSRA), es uno de los candidatos para guiar los análisis, que también podrán ser asumidos por los propios servicios técnicos o por otra entidad. La empresa responsable y el baremo de edad del público objetivo son algunas de las decisiones previas que deberá tomar el Ejecutivo, que resolverá las cuestiones en su próxima mesa técnica tras las navidades.

¿En qué consiste el estudio? El modelo consta de dos fases. La primera es una encuesta anónima, que el Concello espera distribuir entre todos los centros públicos. Los formularios constarán de alrededor de 100 preguntas, en las que se cuestionará sobre "todo lo que tenga que ver con el entorno del joven". Los datos serán la base de la segunda parte del proceso, en el que los servicios técnicos y otras entidades como las sanitarias realizarán una evaluación para comprobar "dónde se flaquea".

¿Qué se analizará? Los hábitos, el ambiente socioeconómico y educativo de los encuestados, su entorno familiar y la zona geográfica en la que residen serán solo algunos de los aspectos que se pondrán bajo la lupa. El modelo islandés incluía interrogantes como "¿Te has emborrachado alguna vez?" o "¿Cuánto tiempo pasas con tus padres?", aunque el Ayuntamiento ya ha advertido de que "Islandia no es España" y que, por ello, adaptará el estudio a la realidad de A Coruña.

¿A quién irá dirigido? La franja de edad es uno de los puntos sobre los que todavía tiene que decidir el Concello. En principio, se prevé a partir de los 12 o los 13 años, el momento en el que se empieza a consumir alcohol abusivamente. El programa islandés ponía su tope en los 18, pero el Ayuntamiento valora ampliar el baremo para incluir a los universitarios. Según fuentes municipales, son estos estudiantes los que predominan en el perfil del botellón de la ciudad, especialmente los pertenecientes a los primeros cursos.

¿Qué medidas se adoptarán? El Concello tratará de establecer propuestas de ocio que sustituyan a la función social que el alcohol ejerce entre la juventud. Fuentes del Ejecutivo auguran que "habrá que tomar medidas concretas en función de cada barrio", junto a las ya anunciadas como el refuerzo de la presencia policial o el aumento del control de la venta a menores. El Ayuntamiento también llevará a cabo una campaña de concienciación, con el fin de suscitar la "desaprobación" ante la bebida. En Islandia, se aumentaron las actividades extraescolares de los jóvenes, se eliminó toda publicidad vinculada a las drogas y se llegó a establecer un toque de queda, de modo que los adolescentes pasaran más tiempo con sus padres.

¿Qué plazos se barajan? El proyecto empezará a dibujarse en la siguiente mesa técnica, que se reunirá tras las navidades. En el programa se diseñarán criterios a medio y largo plazo, con revisiones periódicas de las metas conseguidas. Por el momento, fuentes municipales afirman que se disponen a "iniciar contactos" con el Ayuntamiento de Tarragona, que implantó en 2015 el modelo. La ciudad no llegó más allá de la primera fase, dado el cambio en el gobierno del PSOE a Esquerra.

¿Funcionará? El Concello reconoce que el botellón es una práctica muy arraigada, que será difícil de erradicar. Desde el Ejecutivo se pide "la implicación de padres y madres" en el proceso, que permitirá, "por lo menos", establecer "una línea de pasos a seguir" que sea "más efectiva".