En un par de días y algunas horas, hemos podido escuchar en A Coruña a dos agrupaciones denominadas Trío con piano (violín, violonchelo y piano). El domingo, en un matinal del Museo de Bellas Artes; y el martes, en el Rosalía, bajo los auspicios de la centenaria Sociedad Filarmónica. ¡Qué hubiera dicho Chaikovsky! Porque el ruso detestaba esta combinación instrumental alegando la ineluctable dificultad de armonizar las distintas sonoridades de las cuerdas frotadas y las golpeadas. Pero lo cierto es que la mayoría de los grandes compositores escribieron tríos con piano „algunos, verdaderas obras maestras„; y, además, el propio Chaikovsky, tras haber abjurado de esta agrupación, compuso un precioso trío con piano que dura tres cuartos de hora y cuyo último tiempo es un tema con doce variaciones. El trío con piano Alborada presentó tres obras importantes: en primer lugar, el segundo Trío con piano de Turina que, como ya tuve oportunidad de comentar cuando se tocó en el Museo, no se encuentra entre sus mejores creaciones. La partitura de Takemitsu haría honor a un músico tan interesante como el japonés si no le sobrasen tantos minutos; lástima porque tiene momentos muy bellos con esa suerte de neoimpresionismo que impregna muchas de sus obras. En fin, el Trío de Schumann, sin llegar a las excelencias de su cuarteto con piano y de su quinteto con piano, tiene dos movimientos „primero y último„ muy hermosos. Notables versiones de Alborada; son músicos sensibles y de sólida formación. Tal vez la violinista adolezca de un sonido demasiado tenue y ello repercuta en el balance sonoro global. Sin embargo, es preciso valorar su intenso y difícil trabajo con reiterados armónicos en la obra de Takemitsu.