Por los pasillos del CICA se mueven diariamente más de 400 investigadores, de los cuales, más de la mitad son mujeres. Un lugar ideado en el año 2012 cuando la Facultad de Ciencias empezó a quedarse pequeña, y que, ahora, casi ocho años después, camina hacia la singularidad con valores diferenciales como la agrupación estratégica CICA-Inibic, gracias a la que investigadores del centro aunan sus esfuerzos con el personal del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña para dar luz a proyectos competitivos.

Quince grupos de investigación se ponen cada día manos a la obra entre las paredes del centro, dividiendo sus destrezas entre las áreas de Biotecnología, medio ambiente, nuevos materiales y Biomedicina. La Nanociencia y la Nanotecnología son dos de las incorporaciones futuras, cada día más cerca con la creación del nuevo grado.

Si hay algo que sobra en este centro es el talento, aunque la dirección descarta conformarse y apuesta por seguir reforzando sus áreas estratégicas.Del caladero de la beca InTalent, financiada por Inditex y única en Galicia en lo que respecta a la captación de talento, pescaron a dos de sus investigadoras estrella, Ana Rey y Elena Pazos, que desarrollan su actividad en el CICA.

Allí ofrecen un espacio de trabajo, material, y recursos, unas condiciones de estabilidad desgraciadamente infrecuentes en nuestros días. "Mi proyecto se basa en la utilización de la terapia génica. Uso células madre, les introduzco un gen para estimular la reparación de un tejido, en este caso orientado a cartílago", explica Ana Rey, cuyo trabajo sostiene, además del InTalent, una ayuda del programa Ramón y Cajal, de las más relevantes a nivel nacional.

En el caso de Elena Pazos, un millón de euros de ayuda europea facilitará la contratación de personal para su proyecto. Motivos de sobra para quedarse, aunque tristemente inusuales. Con sus áreas coexisten otras como la de Nuevos Materiales, campo en el que desarrolla sus estudios el grupo Quimolmat, con proyectos derivados de la utilización de productos naturales para la elaboración de fármacos. "Tenemos una colaboración con la empresa PharmaMar, que sacó un fármaco que viene de la esponja marina. Las esponjas se defienden expulsando metabolitos tóxicos con características antivirales y antimicrobianas. Al estudiarlas, podemos obtener productos muy interesantes", relata Lucía Ageitos, una de las integrantes del grupo.

Parte de su trabajo requiere de una estrecha colaboración con otras disciplinas, que desde el centro se esfuerzan en construir y estimular. "Como química, poder hacer los ensayos biológicos y ver que tienen una actividad reconforta mucho. El trabajo del biólogo te da otra perspectiva", reconoce Ageitos. Ingeniería ambiental, biología costera, química analítica, neuroanatomía, estudio de microalgas, genética de organismos y otras decenas de ramas y disciplinas comparten espacio y relación en el CICA, con la colaboración entre equipos como una de sus principales fortalezas. "Colaborar es el futuro", sostiene Lucía Ageitos.