Esta es una mañana de regalos y sueños cumplidos, pero el día de ayer fue también para recordar, con la magia y la ilusión como piezas clave de la Cabalgata de Reyes. Le costó arrancar, pues salió con casi media hora de retraso del mirador de Os Castros, pero cuando Melchor, Gaspar y Baltasar aparecieron en el balcón del Ayuntamiento, casi a las nueve de la noche, los aplausos y gritos demostraron que la espera había valido la pena. A cambio, regalos, y como dijo Melchor, "también en casa de los abuelos". ¿Y para los mayores? "Nuevos jugadores para el Deportivo", apuntó el rey mago, que se comprometió, junto con sus dos compañeros, a ayudar al equipo coruñés a salir de su crisis.

Durante todo el recorrido, de poco más de tres kilómetros y con 130.000 personas, los niños y niñas se dedicaron a llenar sus bolsas de caramelos, e incluso alguno se atrevió con el paraguas para cazar más dulces. Y eso que no llovió. "En otras ocasiones nos hemos mojado mucho", recordó Melchor.

Por la zona de la avenida de Oza lo tuvieron más complicado, pues los coches seguían estacionados a cada lado de la vía mientras pasaban las carrozas. El toque especial y diferente fueron las pulseras luminosas que se repartían durante la ruta. Los que esperaron por los Reyes en los Cantones y la Marina miraban impacientes el reloj. La ilusión empezó con las medusas blancas, los zancudos, la Torre de Hércules y, para los más nostálgicos, la carroza del Xabarín. Bailó sin parar con sus amigos los Bolechas.

Las calles estaban abarrotadas, pero también las casas con vistas a las zonas por donde pasaba la Cabalgata. Algunos se implicaron tanto que hasta colgaron globos de sus ventanas y tiraron confeti al paso de los Reyes. Baltasar fue el más fiestero y, por tanto, el último en entrar a María Pita. Los niños coreaban su nombre sin parar al ritmo de la música. También sonó la televisiva canción del elfo, la más pegadiza de la Navidad. Y los bomberos volvieron a llevarse parte del protagonismo. Cerraron el desfile con la música a tope y los asistentes gritando "esos bomberos que tiren caramelos". Y lo hicieron.

"Esta noche es mágica para niños y mayores", resumió la alcaldesa, Inés Rey, cuando recibió a Melchor, Gaspar y Baltasar. Este último reconoció "que los niños de A Coruña se portaron muy bien". De ahí que esta mañana muchos árboles de Navidad amanezcan llenos de paquetes. Los pequeños de la casa sonreían y llamaban al que consideran su rey favorito.

Padres y abuelos, mientras, sacaban el móvil para inmortalizar un momento único cada cinco de enero. "Me ha saludado", decía orgulloso un niño cuando pasaba Gaspar. Un recuerdo que se queda grabado. El portavoz, Melchor, que fue el que tomó la palabra en el Palacio de María Pita, reconoció que los tres estaban "muy cansados" y que descansarían un rato antes de visitar cada casa, algunas con leche, turrón y roscón para repostar. El mensaje para los pequeños fue claro, que siga la magia y la ilusión y lo más importante en la Noche de Reyes: "Acostarse prontito" para dejar trabajar al trío mágico.