Seguro que la mayor parte de los integrantes de la Orquesta Joven no saben qué significa el título de esta crítica. Ha pasado casi una generación desde que un anuncio televisivo promocionó un automóvil bajo estas siglas. El acrónimo JASP significaba: "Joven Aunque Suficientemente Preparado". Y tuvo entonces una gran repercusión social. Pues aquí tenemos a una nueva generación de JASPs en esta Orquesta Joven que se renueva una y otra vez, formando parte de un amplio proyecto que „según afirmó Rubén Gimeno„ es único en España. Mérito indiscutible de quienes lo concibieron y mérito también de una ciudad que lo sostiene con una asistencia masiva a los conciertos, estimulando a los muchachos con sus aclamaciones. El entusiasmo desatado del público al final de la Quinta Sinfonía correspondió a la pasión con que fue interpretada, propia de las jóvenes orquestas. No hay duda que esta obra impar puede hacerse con mayor perfección (recordemos la edad de los ejecutantes); pero será difícil escucharla con el impulso juvenil con que esta orquesta infundió especial vitalidad a una obra que tiene más de dos siglos de existencia. Dirigió muy bien Rubén Gimeno. Él es también un joven director y está más que suficientemente preparado. Concertó de modo excelente el célebre concierto de Rodrigo manteniendo siempre el equilibrio sonoro con la guitarra, instrumento delicado en cuanto a sonoridad. El guitarrista italiano, Figini „otro JASP„ es un espléndido artista que ganó el Concurso de Interpretación de nuestro Conservatorio Superior (2019). Ofreció dos bises: segundo movimiento de la Sonatina, de Moreno Torroba, y Estudio nº 3, de Mario Gangi.