Poco importa que sea enero, haga frío y acaben de pasar unas Navidades llenas de turrón y roscones. Siempre hay sitio para los helados. Sobre todo para los amantes de la heladería Colón, que ayer visitaron por última vez el mítico local antes de su traslado al callejón de la Estacada. La mudanza arranca hoy y así se abre un nuevo camino de una historia que empezó en 1988 en el número 26 de la avenida de la Marina. "Siempre lo tuvimos claro. Vamos a hacer lo mismo pero en otro local. Cuando los clientes entren, se darán cuenta de que están en la Colón, no en otro sitio", cuenta el propietario, Daniel Reboredo.

Los más nostálgicos aparecieron ayer, desde las dos de la tarde, hora de apertura, para disfrutar de un cucurucho o una tarrina en ese local estrecho que ya ha hecho historia en la ciudad. "Es que es mítico", decían ayer unos clientes. Otros preguntaban por la nueva ubicación, el tema más repetido durante la Navidad. "Todos nos hacían el mismo comentario al entrar, que se habían enterado de que nos íbamos y querían saber a dónde. Lo bueno es que ahora estaremos a solo 150 metros", apunta el dueño.

Para mantener la esencia de la Colón, Reboredo y su equipo se llevarán algunos elementos icónicos al nuevo establecimiento. "Tendremos el mismo mostrador y el cartel que anuncia los sabores que están disponibles", desvela el dueño de la heladería Colón, que todavía tiene dudas sobre si se podrán llevar el cartel, que ya puede considerarse vintage, con un helado de colores y el nombre del local. "A ver si nos deja el Ayuntamiento. Si no algo haremos, algo similar para recordarlo", asegura.

La etapa frente al teatro Colón se cierra de la mejor manera, con colas y encargos durante las últimas semanas. "Fue una Navidad muy buena porque ayudó el buen tiempo", reconoce Daniel Reboredo, que ya tiene la mente en las obras de la heladería nueva. "Ya estamos con la mudanza y esperamos poder abrir en Carnaval. Esa es nuestra idea pero, si no lo conseguimos, abriremos igual donde siempre, como excepción", apunta. Lo que está claro es que los aficionados a los helados de pistacho, turrón y frambuesa podrán volver a degustar estos manjares fríos en la última semana de febrero.

Al propietario de esta mítica heladería coruñesa no le preocupa la clientela, porque sabe que es fiel y que, a pesar del cambio de ubicación, seguirá yendo, ya sea a tiro fijo o a probar sabores nuevos. "Estamos en la misma zona o sea que no hay problema", resume, ilusionado por la nueva aventura que está a punto de comenzar.

Entre proyectos futuros y recuerdos pasados, las empleadas siguieron sirviendo helados y escuchando dos preguntas que se repitieron ayer durante toda la tarde: ¿a dónde os vais y cuándo volvéis a abrir? Su nuevo sitio es el callejón de la Estacada. Pero el espíritu de los 80 se mantendrá vivo. Eso sí, con una zona de trabajo más amplia que les permitirá atender las demandas de sus clientes.