Ana Ares es profesora del Grado de Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto. en el Campus de Ferrol. En una de sus asignaturas, Fundamentos de la Física, que se imparte en el primer curso, los alumnos tienen la posibilidad de hacer una parte práctica en entidades sociales o redactar un trabajo. Tras cuatro años de experiencia, todos los alumnos quieren hacer talleres de Física en entidades sociales y acercar esta materia a cualquier vecino, sea cual sea su situación.

Su proyecto Aprende Física e Divírtete

Llevo cuatro años organizando este proyecto de Fundamentos de Física. Este año involucramos a entidades diferentes, de personas con discapacidad y en riesgo de exclusión social y, a partir de ahí, se puso en contacto conmigo la profesora Rosa Battle, que es la responsable de la guía 100 Buenas prácticas de Aprendizaje-Servicio. Inventario de experiencias educativas con finalidad social. Es un proyecto que involucra a varias entidades, es de la Universidad y, además, de Ciencias porque, muchas veces, este tipo de proyectos se realizan en asignaturas enfocadas en la educación.

¿Y qué fue lo que le interesó de esta iniciativa y de cómo enseña su asignatura?

Hay enseñanza de Aprendizaje-Servicio de todas las edades, en este caso, los estudiantes son universitarios, pero los usuarios son de todas las edades, desde menores, porque trabajamos con niños en riesgo de exclusión social a través de Cáritas, a ancianos, de la asociación de alzhéimer.

¿Y cómo ponen en práctica este plan para divertirse con la Física a cualquier edad?

Pues depende de la entidad. En el caso de Cáritas, trabajamos con dos tipos de usuarios, con niños y adolescentes en riesgo de exclusión social y también con adultos sin hogar. En el caso de los niños y los jóvenes lo que queremos es motivarlos para que estudien, su denominador común es el bajo rendimiento escolar derivado de la situación en la que viven. Se trata de fomentar el pensamiento crítico y de despertar su interés por la ciencia y también incentivar el consumo responsable. Los estudiantes de la Universidad les preparan experimentos divertidos de Física y, después, explican entre todos qué es lo que vieron. También hacemos talleres de reciclaje y de reutilización de residuos. El año pasado, por ejemplo, construimos unos lapiceros con forma de tren con cajas de golosinas, otra vez hicimos marcos para fotos con cajas de CD...

¿Y cómo enseñan Física a los adultos sin hogar?

Les damos formación de Física para la vida diaria y para la búsqueda de empleo y también tratamos de promover las relaciones interpersonales con personas de fuera del centro. Al ser personas sin hogar, muchas veces, les cuesta relacionarse. En ese caso, hacemos una feria científica con varios módulos, uno de óptica, otro de electricidad y otro de densidad, cosas que se pueden ver en la vida diaria y que les pueden valer después para la búsqueda de empleo. A los usuarios de AFAES, que son personas con enfermedad mental, llevamos contenidos que normalmente no tratan, porque ellos, normalmente, hacen talleres de cuero, de madera y de lavandería. Muchos de ellos adquirieron la enfermedad después de haber estudiado una carrera o un ciclo formativo, para ellos, una formación en la que puedan hacer cosas diferentes a los talleres ocupacionales a los que habitualmente trabajan, es muy gratificante. En un taller se trabaja Física para la vida diaria, en otro reciclaje y reutilización y separación de diferentes tipos de plásticos según los códigos. Eso les sirve también para la búsqueda de empleo, porque en muchas empresas tienen que separar los residuos por estos códigos.

¿Qué otros colectivos participan en esta iniciativa?

Con Teima Down, que son, sobre todo, usuarios con síndrome de down tratamos de fomentar el consumo responsable y el trabajo en grupo. Diseñamos y fabricamos cajas con material reciclado. Ellos elegían con qué querían trabajar, con tapones, pajitas... y los estudiantes preparaban trípticos y dípticos con pictogramas, porque hay usuarios que no saben leer, para explicarles qué era cada uno de los plásticos y a qué contenedor tenía que ir. En la asignatura, que se llama Introducción a Materiales Plásticos, tenemos una parte sobre reciclaje, además de Física, por eso también trabajamos esos temas. Lo que tratamos en Aprendizaje-Servicio es que los estudiantes adquieran competencias en la materia a la vez que realizan un servicio a la comunidad. Su trabajo, además de aprender la materia, es trabajar en equipo, realizar un proyecto desde el principio, comunicación efectiva y ser también conscientes de la realidad que hay a su alrededor. En el centro de AFAL trabajamos con personas con alzhéimer, de lo que se trata es de potenciar la memoria y la psicomotricidad. Con ellos, los estudiantes hacen juegos y conectan la sociedad actual con la pasada, con la que ellos recuerdan, por ejemplo, preguntándoles cómo llevaban ellos los productos cuando iban a la tienda y contándoles que ahora tenemos que pagar las bolsas.

¿Y cómo reaccionan?

Muy bien, alguno recuerdan a los estudiantes de un taller a otro. Es muy gratificante, sobre todo, porque su enfermedad afecta a la memoria. La última parte del taller es para fomentar la psicomotricidad. Este año, por ejemplo, hicieron unas macetas con forma de cerdito con botellas de agua, en las que, luego, plantaron semillas. Con las personas sordas de Ferrolterra hicimos una colección de vídeos subtitulados y adaptados para personas sordas, sobre todo, de Física. La intención es que los estudiantes, que son futuros ingenieros industriales, piensen en este colectivo cuando diseñen productos. En Galicia hay 16.000 personas sordas, hay que tenerlas en cuenta y hacer que los materiales sean accesibles.

¿Entre los jóvenes de Cáritas, cree que ha surgido alguna vocación por la Física?

No sé si saldrá algún físico, pero lo que sí que nos dicen es que, ahora, entienden lo que habían dado en clase. Y valoran mucho hacer algo práctico y acercarse a la Universidad, que, para muchos, no es algo que estuviese en su mente, sobre todo, en el caso de los adolescentes. Para mis alumnos supone un cambio tremendo. Aprenden muchísimo y, sobre todo, valoran aprender para enseñar. De hecho, algunos se han hecho voluntarios después de esta experiencia, sobre todo en Cáritas.

¿Sus alumnos se esperaban que la Universidad fuese así, que se abriese?

No, al principio no, pero en los test que hacemos siempre responden que recomiendan esta actividad a sus compañeros y a otros universitarios y también dicen que repetirían. La actividad es optativa, los alumnos pueden elegir hacer esto o un trabajo, que representa un 20% de la nota. Hace cuatro años, cuando solo colaborábamos con Cáritas, había peleas por hacer Aprendizaje-Servicio, por eso fuimos aumentando el número de entidades. Este año, por primera vez, pudimos darle cabida a todos los alumnos que querían hacer la actividad y no hubo ni uno solo que no se apuntase.