Con la llegada del año 2020, la obra de más de 180 autores, entre los que se encuentra Antonio Machado, ha pasado a ser de dominio público y ya se encuentra disponible en la Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional. Desde el pasado jueves, los visitantes de la hemeroteca online podrán leer, editar, difundir y reproducir libremente las creaciones de aquellos historiadores, maestros, pintores, cineastas, políticos y escritores fallecidos en el año 1939, tal y como decreta la Ley de Propiedad Intelectual. Uno de ellos es el coruñés Ramón María Tenreiro, el primer gallego que murió en el exilio tras el estallido de la Guerra Civil y que dedicó parte de su vida a divulgar la cultura a través de sus traducciones del alemán de obras de Goethe y Schiller y sus adaptaciones de cuentos.

Su trayectoria política, periodística y literaria dejó tras de si un importante legado, que a menudo, a ojos de su propia ciudad, no se ha reconocido lo suficiente. La Biblioteca Digital dispone de un total de seis textos del autor, entre los que figuran su traducción al castellano de Las afinidades electivas, de Goethe, una carta a su amigo Juan José Domenicha, escritor de la Generación del 27, y algunas de sus novelas „ La balada del viento, La esclava del señor y Lunes antes del alba„.

En la obra de Tenreiro tuvo especial relevancia la filosofía krausista, un pensamiento que marcó su trayectoria vital y en el que se sumergió durante su estancia en Madrid, cuando cursaba la carrera de Derecho y tuvo como maestros a Manuel Bartolomé Cossío y Francisco Giner de los Ríos. Tal y como explica el historiador Ricardo Gurriarán, su biógrafo, Tenreiro "siempre mantuvo contacto con las actividades del institucionismo y sus apéndices", e impulsó proyectos como la primera Colonia Escolar da Coruña o la Universidade Popular, además de ser miembro de la Comisión de Estudios en Galicia.

En esta esfera de intelectualismo liberal, el autor se codeó con grandes personalidades de su tiempo, como el pintor Pablo Picasso, a quien conoció durante sus años de estudiante en París y con quien mantuvo una gran amistad, el presidente de la II República, Manuel Azaña, el filósofo José Ortega y Gasset o el dramaturgo Valle Inclán. Así lo recuerda el escultor Enrique Tenreiro, su sobrino nieto: "Lo fue a visitar a París. El genio (Picasso) bajó dos sillas al borde del Sena, pues no estaba operativo el ascensor y mucho menos la pierna de la que mi tío abuelo carecía. Compañero también de Madariaga y de los principales escritores del momento en Madrid, trajo a Azaña a merendar en el Tejo milenario de Pontedeume".

En el año 1931 se convirtió en diputado de la II República en representación de la provincia de A Coruña con la Federación Republicana Gallega, y trabajó a favor de la integración europea y la superación de los nacionalismos, lo que posteriormente lo condenaría al oscurantismo político. Con el inicio de la Guerra Civil, escribe Gurriarán que Tenreiro fue enviado a Suiza "para ejercer labores diplomáticas", primero como segundo secretario de la embajada, y después como ministro plenipotenciario de la República en el país. Falleció en el exilio poco tiempo después, a orillas del lago Neuchàtel, en Berna, y muy lejos de su tierra, que ahora podrá disfrutar libremente de su legado.

La Biblioteca Nacional anunció que el listado de autores es abierto y colaborativo, y anima a los interesados a ayudar a través de la corrección de errores y de la proposición de otras personalidades fallecidas en 1939 que no figuren en la selección.