"¡Los Goya en el cine!", canturrea ilusionado Víctor Arufe Giráldez. Los premios que otorga anualmente la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España fueron para este profesor de Educación Infantil y Primaria de la Universidade da Coruña (UDC) la inspiración para ser uno de los impulsores los galardones Educa Abanca, que cada año premian a los mejores docentes de España en cinco categorías educativas: infantil, primaria, secundaria, formación profesional y educación universitaria. Ayer se conocía el nombre de los diez mejores profesores de cada nivel en la III edición de esta convocatoria, cuya particularidad es que los docentes son nominados por su alumnado y las familias de sus pupilos. A Coruña y su comarca se han quedado en esta edición con dos finalistas: el propio Arufe „que consiguió el premio al mejor docente universitario en la primera edición de 2017„ con una novena posición y una mujer que en cuestión de un año ha subido siete puestos en la clasificación y se alza con el bronce a la mejor profesora española de Primaria. Ella es Alicia Tojeiro Ríos, del Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Isidro Parga Pondal.

La revolución de la empatía

No resulta raro entender por qué se premia la profesionalidad de docentes como Alicia Tojeiro o Víctor Arufe. A poco que abren su boca, la vocación inunda todo el espacio, la vocación de quien sabe que tener el futuro en las manos es una cuestión de trabajo en equipo y grandes dosis de escucha y empatía que se maneja desde el hoy, como señala Tojeiro, quien destaca que en su aula se busca "la reflexión, el razonamiento" porque aunque los pequeños son el futuro "hay que educar para el hoy, ellos pueden hacer algo", sentencia la docente del Parga Pondal.

Ponerse en los zapatos del otro es el primer paso para una enseñanza de calidad. Eso y la humildad de unos profesores que asumen que a la escuela van a enseñar y aprender. "De los alumnos se aprende muchísimo", zanja Arufe. Ninguno parece creerse su buena fortuna, Alicia reconoce que "no creía que iba a quedar tercera" pero está "feliz y agradecida" porque, completa Arufe, "el éxito es que alguien te proponga, que se acuerden de ti".

Han sido reconocidos entre los 10 mejores de sus categorías pero, ¿qué es para ellos un buen docente? Para Arufe alguien que consigue "enamorar a los alumnos de los contenidos que imparte o, en caso de no conseguirlo, que no los odie, al menos". Tojeiro apuntala: "el que consigue que los alumnos quieran ir y estar en la escuela, con ganas de aprender y dispuestos a hacer".

Educar en valores

Motivar al alumnado pasa por salirse de la norma, estudiar el currículum establecido a través de pedagogías alternativas que implican "respetar al alumno y escucharlo", indica Arufe o generar un clima de entendimiento y respeto en la clase, desterrando el castigo y abrazando el debate, la crítica y la diferencia, empleando para ello una dinámica que Tojeiro autodenomina ESAT: "Escuchar; Sorprender; Acompañar y trabajar en equipo, entre ellos y con sus familias".

Sus clases se llenan de asambleas, juegos, bailes y proyectos „ Limpiamundos (sobre medioambiente), Tú siempre vales (sobre personas mayores) del Parga Pondal„ que incentivan el respeto a personas y valores porque "la verdadera educación va unida a los valores humanos", indica Tojeiro. Es "un proceso complejo, un arte que se manifiesta de forma diferente en cada persona pero con la misma identidad (mejorar la convivencia, el capital humano y los valores)", sentencia Arufe, que sostiene que "el aula debería ser como el salón de un piso de estudiantes. Un lugar relajado que propicie el diálogo, sin cohibición y en el que nadie tenga prisa por irse".

Sus metodologías participativas "consumen tiempo", uno que "va más allá del horario del centro", indican. Es un compromiso declarado con la educación y no se termina con este premio. Alicia sacará un nuevo libro cuyos beneficios destinará a proyectos solidarios, como en los casos anteriores, y Víctor utilizará la serie La casa de papel para seguir motivando a sus chicos. Buena fortuna "¡Oh capitán, mi capitán!".