Es probable que el mayor número de viviendas ruinosas concentradas en un mismo espacio de la ciudad lo constituya la zona conocida como casas de San Xosé, al final de la avenida de Finisterre y a las puertas del municipio de Arteixo. Son ocho inmuebles casi contiguos en estado de abandono que en los últimos años se han convertido en un lugar habitual de encuentro para el consumo y el trapicheo de drogas denunciado por los vecinos de los barrios más próximos. El Concello inició el año pasado el proceso para expropiar estas viviendas, que ya son municipales tras la aprobación en Junta de Gobierno Local, a finales de 2019, del último paso de la expropiación y después del rechazo de las alegaciones presentadas por los propietarios. El Servicio de Edificación trabaja en la actualidad en el proyecto para la demolición de todas las casas, apuntan fuentes municipales.

Con este proceso, impulsado por las denuncias vecinales y tras el despliegue a finales de 2018 de una operación policial contra el tráfico de estupefacientes en el lugar, el Ayuntamiento pretende disponer de más suelo para mejorar la circulación viaria en un punto de la carretera donde los carriles en ambos sentidos se estrechan.

En aquel golpe del 091 en las casas de San Xosé fueron detenidos siete miembros de una misma familia en distinto grado de pa-rentesco, entre ellos dos menores que el mismo día quedaron en libertad. Los agentes se incautaron en cambio de pequeñas cantidades de droga. El entorno ruinoso ha sido utilizado como un foco de trapicheo de sustancias desde el desmantelamiento del poblado chabolista de Penamoa.