Los vecinos de la calle Bellavista no recuerdan la última vez que vieron el viejo edificio que hace esquina con Agra del Orzán habitado. "Lleva al menos 25 años en este estado. Nadie se ocupa de mantenerlo en buenas condiciones", denuncia María Dolores Fernández, una de las vecinas del barrio. Cuenta que hace unos años la Policía tuvo que colocar una red para evitar que las tejas y escombros cayesen sobre los viandantes los días de viento: "Con la de gente y coches que pasan por esta calle, es un peligro. Cualquier día hay una desgracia. Deberían rehabilitarlo o derruirlo, pero por ahora no tenemos noticias de que se vaya a hacer algo".

Las podridas puertas y ventanas de madera del edificio esconden en su interior varios nidos de aves y una colonia de gatos, que acceden a él trepando por la red, y que se alimentan en los contenedores que hay en la misma acera. Para Marisa Berrocal, la propietaria del Café Bar Marisa, situado al lado del edificio, las condiciones de insalubridad y las plagas son muy perjudiciales tanto para su negocio como para el día a día de los vecinos. "Hay muchísimos bichos, es una imagen muy sucia del barrio. Hay gente que les da de comer, y ahí se juntan gatos, palomas, gaviotas, ratas... De todo", explica la hostelera.

El edificio se encuentra en venta desde hace dos años. Su actual propietario, Manuel Gómez, lo adquirió en ese estado hace nueve con idea de derruirlo y construir otro bloque con el solar de al lado, propiedad de un amigo, pero no pudo ser. "Lo pusimos en venta porque solo podíamos rehabilitarlo, pero no recibimos ofertas. Si seguimos así, nos plantearemos la rehabilitación", declara.