Del Museo de Belas Artes en Zalaeta a la plaza de Pontevedra y entre el paseo marítimo y la calle San Andrés hay casi 50 edificios abandonados, una gran parte en estado ruinoso. Los vecinos del Orzán y Pescadería padecen desde hace años la suciedad y el deterioro del entorno, al que suman el ruido causado por el ocio nocturno los fines de semana y la celebración de botellones. Uno de los inmuebles más degradados es el que hace esquina tanto en San Andrés como en la calle Vista, próximo a Rúa Alta. Se trata de una construcción con bajo comercial tapiado y cuatro plantas cubiertas por una red cuya construcción data de 1880. Está en ruinas, sujeto por una estructura metálica en un lateral desde hace dos décadas, y los residentes en la zona no recuerdan haberlo visto habitado.

"Un arquitecto ha hecho un estudio del edificio, que no se puede rehacer ni rehabilitar porque está protegido y tiene distinta anchura en cada extremo, lo que obligaría a recortarlo. Lo único que se hizo fue restaurar canalones y galería, pero fue a finales de los noventa", explica Consuelo R., una vecina que vive próxima al inmueble.

"Es increíble la cantidad de basura que se acumulaba a los pies de la casa hace tiempo y que ahora se ha retirado. Por aquí salen ratas e insectos, a lo que hay que añadir el mal olor continuo. Sobre los muros de este edificio se ha visto a gente orinar, vomitar y fornicar", se queja.

Las mismas molestias las sufre Lupe Ferreirós, del establecimiento contiguo O Recuncho do Granel, que abrió hace cinco años. "La cosa va a peor con el tiempo. Ahora nadie disimula y personas de todas las edades se ponen a mear en el edificio o detrás de mi local", cuenta. Raro es el día en que junto al almacén trasero no aparece un reguero de orina o bolsas de plásticos utilizadas para el botellón.

"El Ayuntamiento ha dicho con un gobierno u otro que quiere recuperar este barrio, pero lo está dejando caer. Salvo un grupo político, todos los demás han venido a ver cómo estamos, pero no han hecho nada", lamenta Consuelo R. Esta vecina apunta que, al contrario que con el edificio intocable del número 88 de San Andrés, en otras zonas de Pescadería sí se ha permitido rehabilitar otros inmuebles, parte de ellos para convertirlos en apartamentos turísticos.