El único edificio abandonado del barrio de Palavea tiene dos portales en la plaza Padre Busto y cinco por la calle Lugar de Palavea Vieja. Es más bien un bloque de pisos repartidos en planta baja y dos alturas y con garaje. La promotora que los construyó quebró antes de finalizarlos por completo y vendió algunas viviendas, pero sus propietarios no las llegaron a ocupar. Desde hace más de diez años su estado de abandono ha causado más de un problema, generalmente debido a su ocupación ilegal, aunque en algún caso, según cuenta un vecino, ha sido consentida por los dueños.

"Al principio llegaron drogadictos, luego okupas. Que yo sepa hubo una inundación porque se rompieron las tuberías y dos incendios. Vinieron las televisiones a cubrir en qué estado estaba el edificio", cuenta Manuel Gómez, vecino de Palavea. Algunas ventanas están rotas, unas pocas cubiertas con tablas y cortinas viejas, y dentro hay escombros".

A Pedro Gutiérrez no le sorprende que ante el descuido de la construcción hayan aparecido okupas para pasar los días y las noches a cubierto, aunque lamenta que la situación del inmueble empañe "la recuperación del barrio". Francisco Javier Martínez, que vive próximo a uno de los portales, recuerda incidencias desagradables con los residentes ilegales: "Tienen animales sin desparasitar, arrojan cosas por las ventanas y a veces insultan a vecinos y les han pedido los teléfonos móviles a los chavales".