De la aglomeración de músicos de la Garufa Blue Devils Big Band, Paula Pérez ha recortado el formato. La cantante ha escogido el quinteto para su nuevo proyecto como Paula Parker, del que presentará hoy en el Garufa Club (22.30 h.) su nuevo disco. Live es un álbum encharcado del jazz de los 30 y 40, con arreglos de Roberto Somoza. El trabajo se grabó en directo el agosto pasado, durante un concierto en el Jazz Filloa.

¿Charlie Parker es su padre musical?

No exactamente. Es un músico admirable, pero más bien cabría hablar de madres. Me inspiro sobre todo en otras artistas como Peggy Lee, Billie Holiday, Lee Wiley... Aunque Parker siempre fue un músico que me llamó la atención.

Hace poco se bautizó con su apellido, ¿qué diferencia hay entre Paula Pérez y Paula Parker?

Mi nombre de pila no acababa de encajar en el proyecto. Sonaba más a cantautor y no a un grupo de jazz. Ahora es mi nombre artístico. Como Paula Pérez soy abogada (risas).

Una que se sube al escenario del Filloa. Y sin filtros...

Sí, la idea era recuperar los sonidos de los discos de antes, que se registraban o en directo o en una única toma. Queríamos recoger esa naturalidad y trasmitirla al disco. Es un álbum con sus aciertos y errores, pero creo que se ha conseguido un trabajo bastante honesto.

¿No lo es el jazz de estudio?

Sí, pero esto es una forma de volver a los orígenes. También se debe a que a mí la música como me gusta escucharla es en directo. Creo que es como más auténtica puede sonar. El directo tiene algo más, una magia especial...

Con la Garufa Blue Devils graban del mismo modo. ¿La big band no respondía a todas sus inquietudes?

(Piensa) Con la big band soy feliz. Pero surgió este proyecto con Roberto [Somoza, saxo y percusión], porque había otros temas que nos apetecía abordar en un formato más pequeño.

¿No le resulta extraña la falta de compañía?

Impone más (ríe). Al ser un formato más íntimo, estamos todos más expuestos...

¿Le dio vueltas?

Sí, sí. Yo creo que salió en el momento en el que tenía que salir. Antes hubiera sido precipitado, no me sentía preparada.

Cuando lo estuvo, decidió dedicarle el logro a su abuela Marina. La nombra en el disco.

Sí. Falleció en el 2018, y creo que a ella le hubiera gustado ver esto. Fue una persona muy cercana para mí...

¿Es la que más la alentaba en la música?

Siempre le hizo mucha ilusión. Hasta hace poco ponía los discos, le gustaba que tuviese esa vertiente... Me apeteció dedicárselo a ella como recuerdo, porque sigue aquí de alguna forma.

También pudo escucharla haciendo pop y rock, aunque se haya volcado en el jazz. Se diría que ha elegido el camino más difícil.

No sé si es el más difícil, pero suponía un reto para mí, porque en mis primeras experiencias no abordaba temas tan clásicos. Y no se trata de cantar una canción conocida. Se trata de darle alma, de hacer una interpretación que sea tuya. Era una gran responsabilidad que no sonase a una copia de nada.