Los problemas de vivienda en la ciudad no se limitan solo a los elevados precios de los alquileres o los asentamientos chabolistas en los que trabaja el Concello. Hay un pequeño sector de la población que tiene un galpón como vivienda. Están localizados, en su mayoría, en A Zapateira, aunque también se han identificado en Feáns. Son infraviviendas, ocultas en fincas de chalés y miden entre 12 y 14 metros cuadrados. Una realidad que se hizo pública en 2008 a raíz de un estudio de los arquitectos Xosé Lois Martínez, José Manuel Vázquez y Plácido Lizancos. Doce años después, lejos de desaparecer, estas microviviendas siguen ocupadas e, incluso, han aumentado. "En todo este tiempo no hubo derribos, aunque sí hay expedientes abiertos, pero no se ha hecho nada", cuenta la arquitecta Cristina Botana, que el año pasado realizó un estudio financiado por la Diputación sobre asentamientos precarios en la provincia.

En el primero de los estudios se contabilizaron 97 infraviviendas de planta baja en la zona de A Zapateira, en la que habitaban, sobre todo, estudiantes universitarios. Ahora son 104 los galpones que Botana ha localizado. Una tarea que no ha sido fácil. "Es muy complicado llegar allí. A los propietarios no les interesa", relata. Su investigación le ha permitido confirmar que las infraviviendas identificadas en 2008 "siguen a pleno rendimiento" y que incluso "hay más parcelas". "Algunos módulos son dobles por lo que calculamos que hay más de 120 personas viviendo ahí", resume la arquitecta.

Son pequeños espacios de cuatro por cuatro metros, en los que se encuentran el dormitorio, que da directamente a la calle, una cocina y un baño. "Los tabiques son muy estrechos, de ocho centímetros", cuenta Botana, a la vez que asegura que estas condiciones hacen que sus ocupantes "padezcan enfermedades crónicas".

Hace doce años, la Consellería de Vivenda ya alertó de que estos galpones no reunían las condiciones de habitabilidad necesarias, ni siquiera las que se recogen en la normativa aprobada en los años 70, en la que se marcaba una superficie mínima de 29 metros cuadrados. Cristina Botana asegura que, aunque "algunos galpones mejoraron en los últimos años", su interior está lejos de parecerse a una vivienda. "Desde fuera no parece para tanto, pero las personas que están ahí viven en unas condiciones muy precarias. Es muy grave", confirma.

La arquitecta reconoce que no es casualidad que estas infraviviendas aparezcan en zonas como A Zapateira. "Aquello es la ley de la selva. Se dan muchas infracciones y hay muy poco control", apunta. No tiene claras las causas pero se atreve a señalar que "hay bastante impunidad por la población que vive allí", en su mayoría, enriquecida. "Además, es una zona aislada así que no está a la vista de todo el mundo. Los vecinos se protegen unos a otros", asegura.

Lo vio con sus propios ojos durante su investigación. También en Feáns, donde "los vecinos avisaban" de que estaban por la zona. Botana tiene claro que si esta situación se diese en el centro de A Coruña "sería más visible". "Acabaría saltando. Ya no solo por denuncias de otros vecinos sino de locales comerciales o de hostelería, por ejemplo", añade.

Denuncia, a su vez, la "dejadez" por parte del Concello. Se reunirá con el nuevo Gobierno local la próxima semana para analizar la situación y exigir salidas. "La propuesta del 2008 era llegar al desalojo. Pero sin alternativa. Y esa no es la solución. Tienen que responsabilizarse y ofrecer un sitio al que ir a los afectados", propone Cristina, que recuerda que estos galpones "no pueden ser alquilados como una vivienda". Y aún así, aparecen en portales inmobiliarios de internet.

Botana asegura que se pasan muchas cosas por alto, como la "superación del límite de edificabilidad que se da en algunas parcelas" con galpones arrendados o que estos están "pegados a linderos, cuando tiene que haber tres metros de distancia". Sin embargo, la arquitecta entiende que estas son" cuestiones menores" sise comparan con las construcciones en las que están viviendo actualmente más de cien personas.

Hace solo unos días, el Concello confirmó que prevé aprobar este mes, después de que se apruebe en el Consejo de Administración de la Empresa Municipal Vivienda Servicios y Actividades (Emvsa), una convocatoria para captar viviendas para alquilar a personas que habitan infraviviendas. "Esta es una de las soluciones pero el Ayuntamiento no dispone de tantas viviendas vacías municipales, así que tiene que comprar o forzar a los propietarios, y eso lleva más tiempo", explica Botana, a la que le preocupe que el proceso "tarde demasiado". "La prioridad es recuperar las viviendas que ya están ahí para que en el plazo de un mes puedan estar ocupadas", dice la creadora del último estudio sobre asentamientos precarios en A Coruña.

Botana recuerda que dar alternativas es la clave porque si no, "estas infraviviendas continuarán y se trasladarán a otras zonas de la ciudad", por lo que el problema persistirá "si el Concello no asume su responsabilidad". El ejemplo está en Feáns. "Aunque hay algunas parcelas con galpones nuevos, otras datan de hace 10 o 15 años. Incluso hay vecinos que dicen que llevan ahí 30 años", apunta.Y la arquitecta no se olvida de los pisos patera. "Ese es un problema del que ya se habló en 2008.Hay, por ejemplo, minipisos en unos bosques de vivienda en el castro de Elviña, pero ya no entraban en la tipología de mi estudio", concluye.