En A Coruña existe una bolsa de pisos alquilados por habitaciones, sin cédula de habitabilidad ni contrato y "destinados a gente pobre", según denuncia Stop Desahucios. Rocío Gómez, miembro de esta asociación, señala que no pueden cuantificar el fenómeno, pero consideran que irá en aumento y que "pasa mucho por la zona del Agra do Orzán y Os Mallos".

Los pisos patera de los que se hablaba en torno al año 2000, indica Gómez, "siguen existiendo", pero los usuarios son "mucho más diversos". Mientras que hace dos décadas los habitaban sobre todo "personas migrantes en situación irregular", el perfil de los ocupantes se ha diversificado. Actualmente viven en ellos hombres y mujeres solos de mediana edad, jóvenes que no pueden emanciparse en otras condiciones o familias monomarentales con hijos.

Entre ellos se incluyen trabajadores precarios, con alquileres a media jornada o por horas, que quizás podrían pagar un alquiler legal. Pero se encuentran con que los propietarios se lo niegan porque entienden que no ofrecen las suficientes garantías de pago.

Aceptan vivir en pisos ilegales porque "una persona antes que quedarse en la calle hace todo lo posible", y a veces tienen que afrontar gastos elevados en relación a la calidad de la vivienda. Gómez señala que no puede calcular el alquiler medio, pero que hay casos en los que se están cobrando 200 euros mensuales "única y exclusivamente por el uso de una habitación", que en muchos casos no es más que un "simple habitáculo".

El modelo de alquiler genera "roces" y problemas de convivencia entre los inquilinos, ya que personas con condiciones y perfiles muy diferentes se ven obligados a convivir en espacios reducidos y compartir las zonas comunes: "A veces estamos hablando de pisos de cinco habitaciones en los que solo hay un baño", explica Gómez.

Los que ocupan estos pisos lo hacen normalmente con un acuerdo verbal. A veces se les da un recibí como justificante de pago, otras nada. La incapacidad de demostrar un medio de pago se emplea como medida de presión por los dueños. Al serles imposible demostrar que están viviendo allí, explica Gómez, tampoco se pueden empadronar. Otro problema son las malas condiciones de los pisos y la carencia de electrodomésticos.

Stop Desahucios ha puesto en conocimiento este problema al Gobierno local en una reunión realizada esta semana, y desde el Concello les señalaron que están estudiando incrementar las inspecciones. Gómez indica que el problema de estas viviendas aparece en las memorias de la Cocina Económica, y que Padre Rubinos denuncia que cada vez hay más coruñeses viviendo en la calle.