Los vecinos de A Zapateira son conscientes del problema de infravivienda que se ha detectado en el barrioinfravivienda . Ya lo sabían en 2008 cuando se publicó el primer estudio sobre el tema, elaborado por los arquitectos Xosé Lois Martínez, José Manuel Vázquez y Plácido Lizancos, y lo reconocen ahora que hay más galpones en alquiler que hace doce años. "Es una vergüenza que esto exista, pero nadie actúa en contra", señala el presidente de la asociación vecinal de A Zapateira, Juan Manuel Sánchez Albornoz.

Este vecino asegura que la situación le "recuerda" a la de hace doce años. "Se creó mucha polémica y, aun así, siguen existiendo", reflexiona. Para Sánchez Albornoz, más que infraviviendas, estos galpones de, como máximo, 18 metros cuadrados y llenos de humedad "son, en realidad cortellos con cortinas".

Entiende que la responsabilidad recae sobre el Concello, que "debe tomar medidas" para poner fin a esta problemática que también se ha detectado en Feáns. "Nos gustaría que se hiciese algo. Precintar los galpones por lo menos, ya que quizá derribar lleve más tiempo", analiza.

Como vecino de A Zapateira, a Juan Manuel Sánchez le da "vergüenza" que estos alquileres se oferten en la zona. "Es una realidad súper conocida. Es fácil encontrar anuncios en las paradas del autobús, por ejemplo. Nos da vergüenza que esto ocurra en nuestro barrio", señala.

Volviendo a los orígenes, y según le ha comentado gente de la zona, el problema de la infravivienda "nació en los años 70". "La historia es muy antigua, de cuando se creó la Escuela de Arquitectura. Entonces aquí no había nada, era monte puro y duro. Parece ser que surgieron los primeros galpones en alquiler para los estudiantes", cuenta el presidente vecinal.

Ante la falta de una residencia universitaria en la ciudad, algunos estudiantes optaban por quedarse cerca del campus, en pequeños habitáculos a un precio económico. Ahora esos galpones rondan los 220 euros. Aunque también los hay dobles y cuestan 320 euros. "No es que los propietarios quieran hacer unos dinerillos. No. Es un negocio y viven de ello", denuncia, a la vez que asegura que ahora estas chabolas tiene como inquilinos a "trabajadores con sueldos precarios".

Sin embargo, Sánchez Albornoz no defiende que se extendiese esta práctica mientras no se habilitase un alojamiento para universitarios, que finalmente se inauguró en 2018 en el Calvo Sotelo. "Es infrahumano. Hubiese o no una residencia universitaria pública, esto no puede existir", apunta. Sánchez Albornoz sitúa estos galpones "en la parte baja" de A Zapateira, "pegada al campus", aunque confirma que "se ha extendido por todo".

El presidente de la entidad vecinal lamenta que "desde 2008", cuando se hizo pública la situación, "no se ha actuado en ninguna ocasión". Ahora regresa a la actualidad a raíz de una investigación sobre asentamientos precarios de la arquitecta Cristina Botana, con financiación de la Diputación, en la que detalla en qué condiciones viven estos inquilinos. "Esto no se puede consentir", resume Sánchez, que detalla que hay "otro problema" que se suma a esto: "la confluencia de concellos". "Aquí está A Coruña, Arteixo y Culleredo, por lo que no depende de uno solo", dice.

Uno de los ocupantes de las infraviviendas de A Zapateira, Vicente González -nombre ficticio-, que llegó a este barrio en 1996, reconoce que las condiciones son "insalubres"y que los materiales usados para su construcción "no son de calidad". Ahora se enfrenta a un desahucio por presunto impago de la renta mensual, aunque se trata de un contrato verbal que formalizó en el año 2003.