El proyecto Coruña Suma tiene como objetivo ofrecer la oportunidad de conseguir un empleo a vecinos de los barrios que se han quedado al margen del mercado laboral. El plan tiene su origen en una ayuda europea de 4,5 millones concedida durante el mandato de Marea Atántica, con Alberto Lema al frente de la concejalía. Su sucesora en el área, la socialista Eva Martínez Acón, habla de cómo se está desarrollando el programa.

¿Cómo se está implantando el proyecto Coruña Suma?

El módulo de Sagrada Familia ya funciona, en el centro cívico, el de Elviña está a punto de echar a andar, estamos con las fechas, pero en breve, y en Os Rosales ya están los equipos formados, así que esperamos que antes de que se acabe el mes, ya estén todos.

¿Quiénes pueden participar en esta iniciativa y qué perfiles se eligen para integrar este proyecto?

Es un programa que está cofinanciado por el Fondo Social Europeo que aporta el 80% de la financiación, hablamos de 4,5 millones de euros. El Concello pone 1,1 aproximadamente. Lo que se trabaja es la capacitación profesional de personas en inserción social. Hablamos de mayores de 55, mujeres víctimas de violencia de género, personas con diversidad funcional, migrantes... Colectivos vulnerables con problemas para la inserción laboral. Tenemos un equipo que les ayuda formado por orientadores laborales, un coach...

¿Un coach ?

Es una figura que nos está funcionando muy bien porque sigue trabajando con las personas que no consiguen la inserción laboral con el tema de autoestima para que no consideren que no son válidas sino todo lo contrario. También hay prospectoras, para conocer cuál es la oferta laboral en la ciudad. Con todo este entramado de equipo de unas veinte personas, se hace el Coruña Suma. Hay una participación activa de los Servicios Sociales, como preceptores de la Risga o gente que se encuentra en situación de vulnerabilidad. Nos remiten al centro de empleo, allí, primero, hacemos una reunión en grupo y después una particular, personal, para ver su currículum y sus capacidades y vemos si pueden entrar en alguno de los itinerarios. A partir de ahí, la formación se orienta y se adapta a sus conocimientos, a su formación, a sus capacidades... Porque el currículum no lo es todo.

¿Cuál es su objetivo?

Nuestro objetivo es ambicioso porque participan 1.440 personas, de las que pretendemos insertar al 65% y que el 60% sean mujeres porque con independencia de la franja de edad es el colectivo que tiene más problemas para encontrar un empleo.

¿Qué tipo de oferta de trabajo hay en la ciudad? ¿Qué encuentran las prospectoras?

Hay un repunte en el sector de la construcción. No están encontrando personal cualificado. En época de crisis, muchas personas que se dedicaban a la construcción tuvieron que buscar alternativas y también hay mucha gente que se está jubilando. Es la mayor demanda, no tanto de obra nueva, que también, sino en temas de rehabilitación. Hablamos de peones, albañiles, fontaneros, electricistas... Actualmente, hay dificultades para encontrarlos, ya estamos recuperando esos talleres de formación, desde soldadura, pintura y carpintería. También hay ofertas en hostelería y atención a personas dependientes. Vuelven los oficios de las personas que, hace diez años, tuvieron que reinventarse.

¿Cómo deciden qué curso hace cada candidato?

En las reuniones personales, porque el currículo dice dónde hemos trabajado pero no nuestras capacidades. A lo mejor alguien que trabajó toda la vida en un comercio tiene otras habilidades que nunca antes había podido explorar y se le orienta para que las pueda desarrollar y capacitar profesionalmente. Este área tiene una parte muy social. Pensamos que, si la Administración no les da una oportunidad, es muy complicado que estas personas puedan insertarse.

¿Cómo se llega a participar en este programa?

Tenemos varias vías, hay gente que nos deja el CV, otros vienen derivados de Servicios Sociales. Con algunos hay que trabajar no solo la búsqueda de empleo sino otros aspectos, como los para que tengan todo en regla y puedan acceder sin problemas.

Los empleos que se ofrecen actualmente en la ciudad han sido tradicionalmente de hombres, como los de la construcción, o de mujeres, los relacionados con los cuidados, ¿están haciendo algún tipo de trabajo para invertir esa tendencia?

Tuvimos un taller de empleo en la restauración de la capilla de San Amaro y había mujeres, menos que hombres, pero había. Es más cuestión de capacidad que de tradición. Hay que romperla.