Reducir la velocidad en las calzadas para bajar la siniestralidad y las emisiones. Es la medida que el Gobierno local plantea, y que llevará a la mesa de movilidad del próximo miércoles. La reunión aprobará la declaración de A Coruña como ciudad 30, un título que llevará acarreado una reducción genérica del límite de velocidad en 20 kilómetros por hora del casco urbano. El concejal Juan Díaz Villoslada anunció ayer la medida „sin fecha concreta de aplicación„ con la que el Concello quiere convertir el grueso de las vías de la urbe en zonas 30.

La modificación pretende ser mayoritaria, pero no afectará por igual a todas las vías. El edil aseguró que será efectiva en todo el conjunto urbano salvo en las calles que dispongan de más de un carril por sentido de circulación, como la ronda de Outeiro y el paseo marítimo. En otras, en las que la interacción entre peatón y vehículo sea especialmente estrecha, la reducción podría ser incluso mayor de la anunciada. Las calles con plataforma única podrán ver reducida su velocidad máxima a los 20 o 10 km/hora, con el fin de aumentar la protección para los viandantes, ciclistas y motociclistas.

El Concello se muestra todavía prudente con las calles a las que afectará la iniciativa, con la que A Coruña se sumaría a la Red de Ciudades que Caminan. Se trata de una asociación internacional dirigida a los municipios que desean mejorar la situación de sus peatones, y que incluye actividades como el intercambio de proyectos de accesibilidad o asesoramiento técnico para poder ponerlos en práctica. A continuación, se detallan las claves de la medida, que avanzará en la propuesta de 2018 de la Dirección General de Tráfico (DGT) para bajar a 30 km/hora todas las calles urbanas de España que dispongan de un carril por sentido.

¿A qué calles afectará la reducción? La limitación nace con la intención de ser general, pero Villoslada asegura que se aplicará con los informes en la mano, en los que se concretará la tipología de las vías. "Habrá que hacer una discriminación correcta. Ahora hay pocas calles señalizadas a 30 km/hora, y otras no señalizadas tendrían que bajarse a esa cifra", explica el edil. Quedarían al margen las vías que cuenten con carril doble, aunque el concejal advierte de que podría haber excepciones en la regla. "Puede ser que no todos los carriles estén a 50 km/hora en vías de más de dos carriles", afirma Villoslada, en referencia a los más cercanos a las aceras, donde, incluso en esas calles, se podría rebajar el límite a 30 km/h. Esta medida engrosaría las trece zonas 30 con las que ya cuenta la ciudad, distribuidas en Os Castros, O Ventorrillo, Adormideras, Sagrada Familia y la zona de los Juzgados, en Os Mallos. También las hay en Matogrande, A Sardiñeira, Os Rosales, y Agra do Orzán-Peruleiro, así como en Palavea, Santa Gema, Urbanización Breogán y parte de Feáns.

¿Habrá vías con menos velocidad? El plan del Concello implica también una reducción hasta los 20 o 10 km/hora en algunos puntos de la urbe. Será el caso de las calles que dispongan de plataforma única, como, por ejemplo, Marqués de Pontejos, Cordonería o el último tramo del Orzán. En la actualidad, el casco urbano cuenta con tres zonas 20, situadas en Feáns, el Barrio de las Flores y la recientemente peatonalizada Ciudad Vieja. Con la nueva medida, la protección se ampliará a otros puntos especialmente sensibles.

¿Qué objetivo se persigue? El Concello apoya su propuesta en los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que revela que la reducción de la velocidad baja la siniestralidad y las emisiones contaminantes. Una ciudad más ecológica y peatonal son los fines últimos del proyecto, que ya se aplica en lugares como Madrid, Bilbao, Málaga y Zaragoza.

¿De dónde viene la idea? En años anteriores, han sido varias las veces en las que se ha analizado bajar la velocidad. En 2018, el Gobierno estatal expresó su pretensión de extender a partir de 2019 la reducción a 30 km/hora a todas las calles urbanas con un carril por sentido, una propuesta que heredaba de la DGT. El organismo había anunciado en 2011 su intención de encauzar la medida, a través de una reforma del Reglamento General de Circulación de 2003 que quedó congelada. En A Coruña, Marea Atlántica también se sumó a la idea al informar en 2017 del comienzo de un estudio del callejero para implantar la bajada, del que no se conocieron resultados.