El accidente de Torre el Bierzo se llevó la vida de 26 gallegos, de los que al menos siete habían nacido en la provincia de A Coruña. Marcelino Fuertes, de Narón, y María Concepción Eiroa, de Ferrol, viajaban con su único hijo, de 18 meses. Marcelino consiguió salir con el bebé del accidente, y volvió al tren en llamas a rescatar a María, pero ninguno de los dos consiguió salir. También falleció Margarita Rodríguez, una joven de Ézaro de 25 años que venía de pasar su luna de miel en Barcelona. Su cuerpo "quedó destrozado", así como su documentación, lo que retrasó el cobro de la indemnización por su familia.

En el tren viajaban también los futbolistas del Betanzos, que perdió dos integrantes. Uno era Manuel García, ferrolano de 23 años y soldado, que pereció asfixiado y atrapado entre los restos. Otro, fue el portero suplente, Moisés Remo, que había nacido en Alicante pero era vecino de Ferrol. Dos compañeros intentaron rescatarlo, pero no fue posible. Otros dos jugadores resultaron heridos.

Murieron militares y miembros de la Benemérita. Uno de ellos fue el guardia civil Rosendo Castro, destinado en Lleida, que iba a Galicia de permiso. Manuel Grela, sargento de Marina nacido en Cerceda y de 32 años, dejó una hija de dos años y una viuda. Tampoco consiguió escapar de las llamas el mañonés José Yáñez, un huérfano de diecinueve años que hacía el servicio militar.

Otras muertes están relacionadas con A Coruña. Apolonia Amigo, una vecina de Madrid de 73 años, se dirigía a la ciudad para pasar unos días con Ángela, una de sus ocho hijos. Murió calcinada en un coche de primera clase. Otro pasajero, el palentino Luis Sánchez, vivía en la ciudad y murió en el siniestro. Lo que quedó de su cuerpo se sepultó en el mismo ataúd que otras cinco víctimas.