La relación entre A Coruña y la música es estrecha y duradera. Desde el siglo XVIII, cuando la ópera llegó a la ciudad, hasta los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Galicia, que llena, a día de hoy, el Palacio de la Ópera de fieles y curiosos. Una historia que se recoge ahora en el informe sobre el Patrimonio Musical de A Coruña elaborado por el Instituto Cornide, en el que alerta de la "falta de ayudas" que reciben las agrupaciones musicales y la necesidad de encontrar un relevo generacional para garantizar su continuidad.

Este documento, escrito por Antón de Santiago, hace un repaso a las trayectorias de orquestas, bandas, coros, corales, compañías y sociedades que forman parte del panorama musical coruñés. También hay espacio para las instituciones culturales y centros de enseñanza musical que contribuyen a que este legado no se pierda.

¿El problema? La "inestabilidad endémica" que sufre el sector y que, como consecuencia, "frena su vitalidad". Un ejemplo es el problema de financiación que padece la Sinfónica. De hecho, la Xunta lleva diez años sin cumplir el pacto por el que debía destinar a la orquesta, al menos, tres millones de euros anuales. No es la única agrupación que tiene estos problemas económicos. Así lo indica el informe, que concluye que "las limitadas cuotas de socios y aficionados" no son suficientes.

La "renovación de miembros" es otra de las cuestiones que aborda este documento, pues aunque algunas instituciones cuenten con jóvenes promesas, otras están desesperadas por encontrar caras nuevas.

Además de la importancia de este "patrimonio inmaterial" que deja la música en A Coruña, el Instituto Cornide incide en la necesidad de "conservar el patrimonio material". "Es alarmante el peligro de pérdida, transmisión, falta de catalogación o simple desconocimiento de la existencia de partituras, instrumentos o archivos no oficiales", recoge el informe, en el que se expone también que para darle una solución a esto se necesita "una actuación pública de decidido apoyo económico".

Esa "precariedad" de la que habla Antón de Santiago no solo afecta a pequeñas entidades o sociedades particulares sino que "afecta a grandes complejos del sector". Así, el informe quiere servir de "llamada de atención".