La emoción que sintió Manuel Gallego Jorreto al recibir ayer en el Museo de Belas Artes, el Premio Nacional de Arquitectura, le despistó al empezar a leer su discurso. Primero se disculpó por tardar en saludar a Inés Rey, "la alcaldesa de mi ciudad"; luego situó entre los asistentes a los alcaldes de Ourense, Vigo y Santiago, pero se dio cuenta de que solo estaba el santiagués. Sus nervios se recibieron con risas.