Cada mañana desde hace unas semanas, dos niñas de sexto de Primaria se enfrentan a subir tres pisos con una mochila cargada de libros, a la pata coja y con muletas para llegar a sus respectivas aulas en el colegio de Educación Primaria Eusebio da Guarda, que carece de ascensores. Sus familiares advierten del gran riesgo que supone esta situación para los niños que se lesionan y, junto al ANPA, reclaman a la Xunta la necesidad de instalar un elevador para evitar obstáculos en el centro. La Consellería de Educación, consultada por este periódico, declara que "el centro no tiene la obligación de adaptarse a la normativa sobre barreras arquitectónicas por haberse construido antes de la misma", y hace hincapié en que la solución es el "intercambio de aulas".

"No es la primera vez que ocurre. Cada vez que un niño tiene una lesión que le impide moverse con normalidad, tiene que subir a pulso por las escaleras, arriesgándose a caer o a empeorar su estado", explica Mercedes Cervelo, madre de una de las niñas. Su hija Sabela se rompió una pierna jugando en el patio del colegio y desde que se incorporó a las clases está viviendo "una odisea diaria", para volver a su aula. "Para subir siempre va algún familiar con ella. El otro día fue su abuela y no daba crédito a la cantidad de escaleras que tenían que subir la niña en muletas", comenta.

Los estudiantes de los cursos superiores tienen clase en los últimos pisos y sus aulas cambian en función de la materia, llegando a variar entre plantas. Como solución temporal, Cervelo le propuso al centro cambiar la clase de su hija al primer piso, pero la directiva se negó, ya que en esa planta se encuentran los niños a partir de 4 años. "La condición del edificio hace que no sea factible. Es antiguo, y los pequeños tendrían que subir a las aulas superiores", aclara el director, Juan Manuel Millares.

María Medín está pasando por lo mismo. Su hija Diana, de la misma edad que Sabela, se rompió un hueso del pie en octubre y ahora ha vuelto a recaer de su lesión mal curada. "Al principio no actué, porque era algo muy puntual. Pero ahora me doy cuenta de que es un centro inaccesible en el que hay 600 niños, y siempre hay uno con una ruptura, un esguince...", cuenta la madre, que también tiene otro niño más pequeño al que le quedan tres años en el centro: "No quiero que tenga que pasar por algo así".

A la hora de la salida son los compañeros los que ayudan a las niñas a bajar las escaleras, pero en los recreos suelen quedarse en el aula. "No les compensa por el riesgo que tiene bajar tres pisos con toda la estampida de niños, el tiempo que tardan y el esfuerzo de volver a subir", añade Cervelo, que piensa que un colegio público "debería estar habilitado para todos los niños que tengan movilidad reducida de forma temporal o permanente".

Ambas madres se han puesto en contacto con la Xunta para exigir la instalación de los ascensores o de alguna medida más económica, como un salvaescaleras, pero por ahora no han recibido respuesta. El ANPA del centro también realiza un informe para solicitar la agilización del proyecto.

El director del Eusebio da Guarda afirma que la condición de edificio histórico y protegido del centro complica en gran medida cualquier arreglo, y cuenta que la instalación de los ascensores ya se había planteado hace años: "Llegó a venir el personal de la Unidad Técnica, pero finalmente no salió adelante. Estamos pendientes de una visita de inspección, que valorará el caso e investigará lo que impidió aquella obra". Según Millares, la responsabilidad de llevar a cabo esta mejora depende de la Consellería de Educación y reclama un acuerdo a la Xunta y Concello.