"Para la Academia, la financiación es vital", señala José Ramón Soraluce, miembro de número de la institución, que posee una sección dedicada en exclusiva a la música y que además posee el Archivo Musical de Galicia, en el que figura la colección de partituras más importante de la comunidad, y del que se encarga de su gestión y custodia, por lo que recibe frecuentes visitas de investigadores en este campo.

Sobre las labores de conservación de su archivo musical, que requieren de importantes recursos económicos, este académico explica que "se hace lo que se puede" y que uno de los aspectos positivos del informe del Instituto José Cornide es que advierte de que "no se trata solo de la actividad musical, sino también del patrimonio musical". A pesar de las limitaciones, el archivo de la Academia "no está en peligro", pero la entidad "se mueve siempre en una situación de penuria económica", tanto para la música como el resto de sus actividades, pese a que es una entidad consultiva de la Administración, para la que elabora numerosos informes, desarrolla investigaciones y edita publicaciones.

Para Soraluce, la música es "uno de los sectores culturales más importantes de los que tiene A Coruña, que la convierten en una ciudad puntera en España en ese aspecto", pero considera que las entidades que lo conforman "están casi siempre en una situación de subsistencia por falta de unos mínimos apoyos".

En su opinión, para los colectivos relacionados con la música "vivir solo de los socios o abonados impide tener un sector con la calidad que la ciudad demanda".

A pesar de que recibe ayudas de las diputaciones, la Real Academia Galega de Belas Artes depende directamente de la Consellería de Cultura, explica Soraluce, quien destaca: "Siempre nos movemos ante la adversidad con unas enormes dificultades económicas que no acaban de solucionarse".