El cadáver de Diego Bello, el coruñés abatido por la policía filipina el pasado 8 de enero, ya está en A Coruña después de que fuera repatriado la semana pasada y de que ayer se le realizara una autopsia en el Instituto Anatómico Forense. El entierro está previsto para mañana.

Sobre la muerte de Diego Bello se sigue una investigación en España, abierta por una denuncia presentada ante el juzgado por su familia y seguida por la Audiencia Nacional, y, según el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, otras cuatro en Filipinas. Según la policía del país asiático, Bello era narcotraficante y murió tras disparar contra los agentes en una operación antidroga, pero su familia y su socio afirman que no tenía que ver con los estupefacientes y que fue víctima de una "ejecución".