Paradójicamente, en el Laboratorio de construcción del Centro de Innovación Tecnológica en Edificación e Ingeniería Civil (Citeec) se dedican, principalmente, a destruir. A romper destinarán todos sus esfuerzos hoy los investigadores del centro, en el que será el ensayo sobre la viga de mayor envergadura de los efectuados hasta ahora en Europa. Se trata de una pieza de hormigón de nada menos que 12 metros de longitud, 2 metros de canto y 24 centímetros de espesor. Una mole de 14 toneladas cuya resistencia probarán mañana los ingenieros de caminos del centro.

Para hacerse una idea, las vigas más grandes sobre las que los equipos del Citeec ensayan no pasan del medio metro de canto y los 6 metros de longitud. "Solo se han hecho ensayos como estos en Japón y en Canadá. Hoy en día, son los únicos datos con los que contamos los ingenieros para estudiar este ámbito", explica el profesor e investigador principal del proyecto, Manuel Herrador.

El ensayo se desarrolla como parte del proyecto HORVITAL, en el que la Universidade colabora con la Politécnica de Valencia, la Universitat de les Illes Balears y la Politècnica de Barcelona, esta última como coordinadora de la investigación. Un proyecto nacido para explorar las características del hormigón con el fin de dirimir las posibilidades en la expansión de su vida útil. "Queremos despejar las incógnitas que existen sobre las fórmulas que utilizamos para dimensionar las estructuras de hormigón. Este tipo de formas de rotura las conocemos menos", señala Herrador.

Todo gasto extra de recursos, mano de obra y material es poco cuando se trata de "curarse en salud", como aprecia el propio investigador. Este tipo de ensayos, que en el Citeec son, a menor escala, el pan de cada día, se manifiestan luego en la vida real en forma de estructuras más eficientes o que precisan de menos recursos. La elección de las dimensiones de la viga no es casual ni un reto al azar, sino una necesidad impuesta por el propio proyecto. "Las vigas, cuando fallan, es cuando son grandes, hacer estos ensayos es complicado", expone el investigador.

Aunque no es la primera vez que se enfrentan a tales dimensiones, en ocasiones anteriores optaron por la prudencia. Lo hicieron hace menos de un mes, cuando ensayaron la rotura de una viga de 12 metros sin armadura transversal, en este caso, la más grande del mundo ensayada en un laboratorio. "No quisimos darle bombo entonces porque no sabíamos como iba a salir. En este caso se trata de una viga con armadura transversal, cuya rotura es mucho más espectacular", adelanta Herrador.

El ensayo ha levantado expectación en la comunidad científica internacional, hasta el punto que los investigadores coruñeses han convocado un concurso para la predicción de resultado. "Los científicos nos envían sus cálculos y predicciones sobre a qué carga va a romper la viga. Hemos recibido propuestas de lugares como Suiza, Estados Unidos, Alemania, Corea o el resto de España. El que se acerque más tendrá una mención especial", explica el investigador.

Un proyecto que, lejos de quedarse en la fase de rotura, tendrá su continuidad con la posterior reconstrucción y, de nuevo, destrucción de la pieza, como explica Manuel Herrador: "La reparación la haremos con materiales como polímeros de fibra de carbono o materiales con memoria de forma, una tecnología que desarrollan nuestros socios de la Universitat de Illes Balears. Seremos los primeros en probar estas formulaciones en vigas de estas escalas".