El acusado de acosar a catorce niñas en Monte Alto y Juan Flórez se declaró ayer culpable de los hechos en el juicio contra él. Afirmó que, entre junio de 2018 y enero de 2019, asaltó a varias menores, de entre 9 y 17 años, para tocarles. Para entonces vivía en Santiago, pero acudía a A Coruña en busca de trabajo. Confesó que atacaba a las niñas para sentirse "mejor" y tener "un orgasmo" una vez finalizados los tocamientos y también que le excitaba el contacto físico con menores, por lo que buscaba víctimas de "14 o 15 años".

El hombre, que ya había sido condenado por hechos similares con anterioridad admitió que seguía a las menores en la calle, que esperaba a que se metiesen en el portal y que, entonces, él se colaba con ellas en su edificio, les tocaba las nalgas y se iba. A pesar de que el fiscal había solicitado 51 años de cárcel por los hechos cometidos, finalmente, en las conclusiones del juicio, rebajó la pena, ya que no se le puede computar reincidencia por unos hechos similares cometidos en Ourense, al haber pasado un determinado tiempo desde la condena anterior hasta los hechos recientes.

Diez de las doce víctimas que declararon ayer, y que cuando ocurrieron los hechos tenían entre nueve y 17 años, describieron el mismo modo de operar. Todas volvían de clase o de hacer un recado cuando el hombre, desconocido para ellas, las abordaba en el portal, en las escaleras o el ascensor y les tocaba o intentaba tocar, en dos casos que se juzgaron como tentativa, las nalgas. Las dos niñas que ofrecieron un relato diferente aseguraron que el hombre les había dicho que eran "muy guapas" y que las había "tocado por todo el cuerpo" tras meterse con ellas en el ascensor. La abogada del acusado no reconoció estos hechos como obra de su defendido, de modo que, ayer, solicitó que no se le imputasen estos hechos.

El hombre, al finalizar el juicio se mostró "arrepentido" de los ataques y ofreció colaboración a la Sección Primera de la Audiencia, encargada de juzgarle.

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Juicio al acusado de acosar a menores en A Coruña

La detención del hombre se produjo en enero del año pasado, cuando atacó a una víctima y la joven salió detrás de él pidiendo ayuda a gritos. Entonces, dos jóvenes, de su mismo colegio, consiguieron retener al hombre en la calle Atocha Baja y solicitaron la colaboración de un agente de la Policía Local que se encontraba de camino a su puesto en A Franxa. El agente, según declaró en la Audiencia, reconoció al hombre como el presunto acosador de jóvenes que llevaban buscando las fuerzas de seguridad desde meses atrás, ya que contaban con una fotografía de una cámara de un cajero automático, que les había facilitado la Policía Nacional.

"Me fijé en la cara y me parecía la de la persona que ya estábamos buscando por unos hechos similares, aunque estaba rapado", recordó el agente del 092.

Los jóvenes que ayudaron a retener al hombre aseguraron que el acusado les pidió que le dejasen marchar, pero que tampoco opuso resistencia a quedarse mientras llegaba la policía.

En la vista declararon también dos forenses que aseguraron que el acusado no tiene ningún trastorno que le impida discernir entre si los hechos están mal o bien e, incluso, que puede "elegir" entre cometer estos abusos o no hacerlo.

El hombre, en el examen que le practicaron las facultativas, les aseguró que estuvo un tiempo sin atacar a ninguna menor porque, en esos meses, tenía trabajo y, según explicaron ayer las técnicas, nunca ha solicitado ayuda para controlar esta conducta delictiva.

Las víctimas destacaron en su relato de los hechos que, desde que este hombre las atacó en sus portales tienen "miedo" al ir solas por la calle, incluso una de ellas recibe todavía tratamiento psicológico por la ansiedad que le generó este abuso.