Medio centenar de alumnos del colegio coruñés La Gran Obra de Atocha ya saben distinguir entre vandalismo ideológico, vengativo y lúdico, conocen las multas por alterar una señal de tráfico o quemar un contenedor, y la cantidad de dinero que cuesta restaurar un tren con grafitis o repintar una fachada.

Lo aprendieron ayer, durante la segunda jornada de Sen Vandalismo, una iniciativa promovida por la Fundación Barrié y la Asociación para la Prevención y la Educación Social que desde enero trata de sensibilizar a los más pequeños acerca de las consecuencias del vandalismo. "Nos centramos en trabajar con el alumnado de sexto de Primaria, porque es a partir de esa edad cuando pueden desarrollar conductas de riesgo y cuando podemos prevenir comportamientos vandálicos", informa la ponente, Alba Moretón, responsable del área de desarrollo social de APES.

Si bien las intervenciones del personal de APES y de personas expertas en el tema del vandalismo son fundamentales, el centro y las familias también participan a través de otras actividades complementarias. Así lo cuenta la responsable del área de Acción Social de la Fundación Barrié, Teresa Presedo, que añade que es responsabilidad de todos "evitar que en un futuro los niños desarrollen conductas de riesgo para ellos".

El proyecto llegará a su fin en marzo y, durante las próximas jornadas los niños y niñas de La Gran Obra saldrán a la calle junto a sus profesores para detectar los estragos del vandalismo en A Coruña. "Nos está gustando mucho y es muy interesante, porque nos hace tomar conciencia. Ahora nos fijamos más en lo que hay por la calle", cuenta Emma Freire, una de las alumnas. Su compañero, Martín Prieto, añade que esto les ha ayudado a "saber que es muy importante no destrozar lo que es de todos".