Cuando en 1944 el Gobierno declaró como monumento artístico las murallas coruñesas detalló que estas comprendían la antigua puerta de O Parrote y el tramo de muro que parte de ella, así como el que bordea el jardín de San Carlos y el que llega hasta el hospital Abente y Lago desde la puerta de San Miguel. Cuarenta años después, en 1984, la Xunta declaró a la Ciudad Vieja Bien de Interés Cultural, delimitó su protección a la zona situada en el interior de la muralla que rodea el barrio, lo que deja fuera a los restos arqueológicos que se presume que existen en las parcelas que el Ministerio de Defensa vendió recientemente a la inmobiliaria vasca Lipromo.

Esa fue la razón por la que el Gobierno local de Marea Atlántica solicitó a la Consellería de Cultura que incluyese esos terrenos en la zona de protección de las murallas, de forma que con esta medida se impidiese la construcción. En la contestación remitida al Concello sobre esta cuestión, la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural indicó que cuando un conjunto histórico o zona arqueológica sea declarada Bien de Interés Cultural, el Concello deberá redactar un plan de protección del mismo "que se podrá extender a su contorno de protección y zona de amortiguación".

También señaló Patrimonio que en las zonas arqueológicas, caso de las parcelas de A Maestranza, esta medida puede ser sustituida por la inclusión en su plan general de "determinaciones de protección suficientes", lo que lleva al organismo a concluir que estas iniciativas son una "obligación y competencia municipal".

El departamento añade además que la Lei de Patrimonio Cultural de Galicia considera que son Bien de Interés Cultural "los muros circundantes urbanos, las construcciones defensivas con baluartes y los sistemas defensivos que configuran", y destaca también que esto se produce "con independencia de su estado de conservación, de si se encuentran soterrados o descubiertos o de si se integran o no en otro bien inmueble", lo que afectaría a los restos que presuntamente existen en el subsuelo de A Maestranza.

Los resultados de las prospecciones arqueológicas encargadas por el Concello coruñés en 2016, cuando conoció el interés del Ministerio de Defensa por sacar a subasta los terrenos de A Maestranza, que apuntaron a la casi segura presencia de vestigios, no animaron entonces a la Consellería de Cultura a tomar una iniciativa para protegerlos, por lo que el Gobierno local solicitó que lo hiciera, aunque sin éxito.

Pero esta actitud contrasta con la que mostró en el municipio lucense de Triacastela en relación con Cova Eirós, un importante yacimiento prehistórico que declaró Bien de Interés Cultural en 2019. En este caso es la propia administración autonómica la que se encarga de delimitar la zona de protección de este enclave con el fin de garantizar su conservación, en lugar de encomendar esa tarea al Concello.

Esta cuestión fue expuesta el pasado viernes en la asamblea organizada sobre A Maestranza por la asociación Defensa do Común y la de vecinos de la Ciudad Vieja, en la que se reclamó que la Xunta conceda la protección necesaria a los antiguos terrenos de Defensa. Ambos colectivos promueven que en estas parcelas no solo no se pueda construir, sino que además sean entregadas de forma gratuita al Concello al haber formado parte del patrimonio municipal antes de ser ocupadas por el Ejército.