Cientos de vecinos se reunieron ayer en el Obelisco para exigir "justicia" para el coruñés Diego Bello, que fue abatido por la Policía filipina el pasado 8 de enero, en lo que los agentes dijeron que era una operación antidroga. Los participantes en la concentración, encabezada por su familia, denunciaron ayer las "prácticas antidemocráticas" del Estado filipino, al que calificaron de "corrupto y asesino". "Diego, amigo, estamos contigo" fue otro de los cánticos que se pudieron escuchar ayer en el Obelisco.

Una amiga del coruñés fallecido en la isla de Siargao exigió ayer al Gobierno español, a través de un manifiesto, que asumiese el caso de Diego Bello "como un asunto de Estado" y que pusiese las "sanciones correspondientes" a Filipinas por "atentar contra los derechos de un ciudadano español".

El hermano del fallecido, Bruno Bello, denunció que, tras la muerte de Diego, "no hubo testigos, ni un juez que realizara el levantamiento del cadáver, ni ninguna otra formalidad" y defendió que la versión de la Policía, de que Bello era el "traficante de drogas número uno de la región" es falsa.