Si alguien quiere comprar el local de la heladería Italiana en la avenida de la Marina, cuesta 1,2 millones de euros. Si lo desea alquilar para explotar un nuevo negocio, 4.500 euros al mes. Estos son los precios que señala en el portal de internet El Idealista el anuncio de un local en "venta o alquiler" que "funciona como heladería" y tiene "trayectoria consolidada" al que acompaña una fotografía de la Marina con la fachada de la Italiana en un extremo. El veterano establecimiento, que abrió hace 70 años, lleva más de dos meses cerrado, como es habitual cada invierno, pero el anuncio de su venta o alquiler, que lo ubica en la zona de la Ciudad Vieja, da a entender que ha echado el cierre y puesto fin a su actividad.

El sector comercial está al corriente de un posible fin de ciclo en la heladería Italiana. Antes de la pasada Navidad se colgó en internet el primer anuncio de su venta o alquiler. Dos empresarios, de hecho, han preguntado en el entorno por las condiciones en que se traspasa o alquila el negocio. Hace unas semanas acudieron a la zona con la información de que el precio de arrendamiento era de 6.500 euros, 2.000 más que el que indica ahora el anuncio. Según fuentes consultadas por este periódico, estos empresarios no pertenecen al sector de la hostelería, pero proyectarían usos hosteleros a través de una franquicia en el local de la Italiana.

Otras fuentes comerciales de la zona apuntan que la proliferación de heladerías en la Marina y en calles próximas en los últimos años ha creado competencia y podido condicionar los planes del propietario de la Italiana respecto a su negocio.

El local de la popular heladería de la Marina no tiene carteles en el escaparate que anuncien su cierre o una nueva etapa. En su interior las mesas y sillas están apiladas y en el exterior ha desaparecido el característico rótulo de la fachada con forma de cucurucho de helado, tan solo quedan los hierros de su borde.

El propietario de la heladería es Pablo de Cesero Feijoo, que heredó el negocio de su padre, un heladero italiano que había abierto el establecimiento en la ciudad hace siete décadas. La popularidad del local fue tal que en los veranos se formaban largas colas de clientes en el exterior a la espera de llegar al mostrador para pedir los helados. Con el paso de los años abrieron otras heladerías en Puerta Real y en la Marina y se amplió así la oferta heladera en la zona.

Otro negocio similar y con solera, la heladería Colón, sufrió cambios recientesheladería Colón. Tras las pasadas Navidades los dueños se trasladaron de su emplazamiento en el número 26 de la avenida de la Marina para mudarse al cercano callejón de la Estacada.