Un hombre acude a un psiquiatra en busca de una fórmula para su aburrimiento. La premisa sorprende, pero el texto, obra de Jacques Mougenot, ha probado su éxito en Francia. A A Coruña llegará este viernes, 21 de febrero, en una versión dirigida por Juan Carlos Rubio como El insólito caso de Martin Piche. El autor, que igual se mueve en la comedia como en el drama, orquesta en escena a Juan Gea y Chema Rodríguez-Calderón, que actuarán en el Colón a las 20.30 h.

¿Qué aprende como autor al dirigir textos de otros?

Aprendo mucho, tanto como autor como director, porque es un texto muy bien escrito. Me divirtió mucho el viaje de esta comedia absurda acerca de un señor que visita a un neuropsiquiatra porque quiere que alguien le dé una receta para combatir el aburrimiento. Me parece una gran parábola de lo que nos puede suceder hoy. Buscamos distracciones para no tener ese momento de calma...

¿Estamos saturados?

Con toda la información que recibimos y las redes sociales, sí, nos cuesta mucho. Esta función, aunque sea un disparate, para mí tiene esta reflexión. Por eso he aprendido, sobre todo como persona, porque habla de la vida.

Ha hecho muchas piezas con ese leitmotiv. Parece que reivindica que nos miremos más a nosotros mismos.

Es que a mí el teatro que me interesa es el que habla de seres humanos. De los conflictos que tenemos con nosotros mismos y con la gente que nos rodea...

¿Se revisa usted también con sus piezas?

Menos de lo que debería (risas). Yo creo que debo estar en continua revisión, porque el ser humano en general tiende a perder los papeles, y los que nos dedicamos a este oficio del teatro, más. Así que está muy bien que lo que hagamos cale en nosotros y en los espectadores.

Como autor, es capaz de pasar de Lorca a un musical sobre Jorge Javier Vázquez. Desconcierta un poco.

Intento ser versátil, porque me lleva a lugares diferentes. Lorca me encantó hacerlo, pero me ha divertido también meterme en el mundo de Jorge Javier, con el que estoy trabajando en un nuevo show, Desmontando a Séneca.

¿Juntar al filósofo con un presentador de reallity

Si choca es lo bueno, ¿no? (risas). Uno siempre sueña con tener encima del escenario a dos personajes muy diferentes para que choquen. La esencia misma de contar historias es siempre el contraste. Yo creo que enfrentar a Séneca con Jorge, que ha sufrido un golpe tan duro como un ictus, le coloca en una posición privilegiada para plantarle cara a Séneca y hablarle de la brevedad de la vida.

Junto a Kiti Mánver, el presentador es uno de sus intérpretes estrella. ¿Tiene actores fetiche?

Kiti es mi actriz y yo soy su director (ríe). Llevamos trabajando juntos ininterrumpidamente 15 años en teatro. Mi vida está continuamente beneficiándose de su talento, por eso he repetido tanto con ella y otros actores maravillosos...

¿Y cuando no le encajan? ¿Cómo se maneja?

Mal (ríe). Entonces echo mano del estoicismo y de la resiliencia, y debo aceptar que muchas veces lo que tengo delante no es lo que esperaba, aunque el resultado no tiene por qué ser malo.

Se quejaba Kiti Mánver en su última visita a la ciudad de que no hay un registro amplio de papeles para las mujeres. ¿Lo tiene en mente cuando se planta ante la hoja?

Kiti y yo hemos cuidado mucho la franja de edad que ha ido teniendo en todos estos años. A mí me interesan muchísimo los personajes con experiencia, y muchas de mis obras las protagonizan gente que tiene más de 50. Es en el mundo del cine y la televisión donde hay sobre todo ese rango de la juventud, pero también creo que hay muchos personajes buenos hoy en día para las actrices.

Me habla de la pantalla. Parece que en el cine haya desechado hacer carrera, ¿es así?

Creo que está cerrada, porque en el teatro he encontrado un espacio de creación mucho más accesible, donde el tiempo es un valor que puedes disfrutar. En cine el tiempo es oro, y en teatro tenemos un periodo de ensayos en el que se pueden madurar las cosas y me siento más cómodo.

Lleva décadas subiendo sus textos a escena. ¿Es difícil no quemarse por intentar gustar?

Es muy difícil tener una vida en la que el juicio ajeno no te influya, y por supuesto que al final tienes que ponerte una coraza para defenderte de ciertos ataques. Si depositas tu valor en manos ajenas, a veces te puedes volver loco. Yo sí leo las críticas, pero sobre todo voy al teatro y veo al público, porque el suyo es el mejor juicio. Pero evito las redes sociales. Son un gallinero en un momento en el que estamos irritados por muchas cosas.

En Tierra Extraña, uno de sus próximos montajes, también hablará de esa crispación...En Tierra Extraña

Sí, creo que va a poner de manifiesto que todo lo que estamos viviendo ya ha sido vivido muchas veces. Estoy muy ilusionado con este espectáculo, que ficciona un encuentro entre Lorca, Concha Piquer y Rafael de León en ese clima tan peligroso que fueron los albores de la Guerra Civil española. Nos habla de un momento que nos parece muy alejado de lo que estamos viviendo, pero hay que tener mucho cuidado. La historia es cíclica, y no hay que dejar que la sangre llegue al río.