El Trío Shaham-Erez-Wallfisch es una agrupación joven (tiene once años de edad) aunque se halla integrada por artistas veteranos. Para el poco tiempo que llevan tocando juntos, es asombrosa la compenetración existente entre ellos y la perfección del balance sonoro. Sobre todo, teniendo en cuenta el difícil equilibrio que es preciso conseguir entre las diferentes sonoridades de los arcos (cuerdas frotadas) y el piano (cuerdas golpeadas, instrumento de percusión). Sus versiones tienen el sello de la calidad y de la sabiduría interpretativas. El discurso musical se hace nítido, radiante mediante un sutil juego dinámico en los ataques y finales de frase y los juegos combinados de legato y staccato, así como los sforzandi se hacen presentes, pero siempre con una impecable discreción, subrayando y enriqueciendo la línea sonora sin distorsionarla ni violentarla. Las versiones de los tres tríos de Beethoven que ofrecieron en su concierto coruñés fueron memorables. Tal vez de manera especial esa joya imperecedera que es el trío denominado Archiduque. Y, ante la intensidad y reiteración de los aplausos del público, ofrecieron un maravilloso bis: el presto, último tiempo en forma de rondó, del Trío para violín, violonchelo y piano, en Do mayor, Hob. XV: 27, de Joseph Haydn. Un prodigio de encanto, de ligereza y buen humor, nada fácil de tocar debido a la velocidad que exige Haydn al determinar el aire como presto y también al carácter mismo de esta pieza verdaderamente magistral.