Enrique Sáez entró en el consejo de administración de Torres y Sáez en los años 80. Desde los 2000 ocupa el cargo de presidente. Tiene clara cuál es la clave del éxito que ha llevado a la compañía a cumplir 125 años: "La adaptación".

¿Cómo define a Torres y Sáez?

Es una empresa tradicional que empezó en negocios tradicionales, con mucha dispersión de actividades: Era mayorista, detallista, tienda de ferretería y tienda de menaje, que estaba en la plaza de Lugo. Pero en el mundo actual, la dispersión está muy penalizada. En esta última fase nos hemos adaptado a la realidad. Torres y Sáez es un suministro industrial, con una fuerte especialización en la venta de aceros y también en protección laboral y herramientas.

¿Qué destacaría de su evolución? ¿Cuál es la clave?

Que nunca fue de una sola persona ni una empresa familiar típica. Desde hace un par de años, además, es totalmente profesional. Ya no hay accionistas que trabajen en la empresa.

¿Qué es lo más complicado?

Hay que reconvertir a la gente Cuando tienes una plantilla de 140 personas no es un ejercicio fácil. Yo a veces digo, de broma, que todo el mundo habla de las start ups pero nadie se acuerda de las start down, que seguimos generando empleo y atendiendo a nuestros clientes con eficacia usando las tecnologías modernas. Evolucionar siempre es complicado.

La marca también es relevante.

Por supuesto. Y los recursos propios. Las generaciones anteriores tuvieron la preocupación de capitalizar la empresa. En la vida nunca sabes lo que va a pasar porque hay crisis fuertes y errores. El hecho de no haber tenido un solo dueño hace que siempre haya habido un cierto hábito de consenso. Hay una vocación de empresario tradicional, de reinvertir en la empresa y no llevar el dinero a casa y vivir como marqueses.

¿Es fundamental la adaptación a las nuevas tecnologías?

Sí. La economía digital es muy importante. Estamos bastante bien de soporte informático aunque siempre hay que hacer más de lo que tienes.

¿Y la relación con el cliente?

Tenemos una base de clientes importantes y de muchos años, los conocemos bien. Dependemos de ellos. Queremos atenderlos bien y adaptarnos a sus necesidades. Para muchas empresas somos muy prácticos porque tenemos una gama muy amplia de cosas. Hay tiendas que nos tienen como proveedores, como Amazon. Somos capaces de solucionar muchas cosas.

¿Cómo se logra esa fidelidad?

Con especialización. Tenemos empleados que saben de eso. La ferretería profesional y el suministro industrial exigen gente con formación en producto. No es fácil porque hay mucha variedad. Siempre es al cliente al que hay que servir porque si no, no cumples tu función social.

¿Cuáles son los planes futuros de la empresa?

Queremos seguir en la misma línea, profundizando en nuestra especialización profesional. Somos una empresa totalmente profesional, adaptada al mundo que vivimos, y queremos ser cada vez mejores haciendo nuestro trabajo. Ahora ya no cambiamos de negocio, sino que profundizamos en lo que hemos hecho y tratamos de mejorar el servicio.

Todavía hay quien recuerda la ferretería del número 41 de la avenida de Linares Rivas.

Claro, como quien habla del cine Avenida. Los recuerdos se quedan ahí. Además, como era una esquina, era muy visible, también desde el coche. Y eso que no estaba en una gran zona comercial.