"Es un edificio excepcional, no solo debe ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC), sino que me sorprende que no lo sea ya", asevera el historiador coruñés Alfredo Vigo. Así lo certifican las primeras conclusiones de la investigación que el experto elabora, bajo encargo del Concello, con el fin de determinar valores artísticos de la estructura, que avalen su declaración como BIC.

Vigo, catedrático de Historia del Arte en la Universidade de Santiago y especialista en Barroco, trabaja desde noviembre en el informe, que empieza a arrojar sus primeros resultados. Factores como el carácter único del edificio, con un estilo a caballo entre el Barroco gallego y el Neoclasicismo, serían determinantes para optar a la denominación. "Es un edificio muy francés, muy cosmopolita. Se endurece por la piedra, existe un dominio de las curvas, los hierros, las repisas de los balcones... son valores únicos y excepcionales", enumera el historiador.

Evidencian el valor patrimonial del edificio, a su vez, los elementos que ya no figuran en la estructura, como los dos balcones laterales salientes de los que la Casa Cornide habría dispuesto en su concepción original, homólogos al que apunta hacia la calle Veeduría y desaparecidos con el paso del tiempo. "Había un balcón en la fachada que da a Puerta de Aires, que el Ayuntamiento mandó destruir porque una de las piedras de la repisa que lo sostenía se cayó al suelo. Eso nos hace pensar que podría haber otro en la fachada norte. Es lo más bonito que tiene la casa", apunta Alfredo Vigo.

Unos ornamentos que, de conservarse hoy, aumentarían aún más el valor de la estructura, debido a la originalidad de sus repisas de piedra, cuyas formas presentan un carácter único en Galicia, y cuya construcción habría supuesto, en su momento, un coste añadido. "Las barandillas de hierro están adaptadas al balcón principal, que es precioso. Con el otro había quedado perfecta, es una pena que decidiesen derribarlo", añade el historiador, para quien, además de por sus características constructivas y de diseño, el valor del inmueble queda revalidado por el prestigio de sus primeros inquilinos, la familia Cornide.

"Si tenemos en cuenta que la casa fue ocupada por personalidades ilustres para la cultura de Galicia como fueron Diego y José Cornide, tenemos otra cualidad que forma parte del patrimonio inmaterial de la propiedad, es un legado cultural histórico", señala Vigo.

La investigación retrocede hacia la concepción inicial de la vivienda, construida entre 1763 y 1766 al amparo de una situación económica ventajosa, que permitió al intelectual Cornide dedicarse a sus inquietudes intelectuales al tiempo que podía disponer, sin apuro económico, de una residencia tan singular. "Diego Cornide, su padre, construye la casa aprovechando una holgura económica. Cuando José Cornide busca novia para casarse, el tener una casa en condiciones, moderna y representativa en el medio de la ciudad le da puntos. Si la Casa Cornide llama la atención hoy, entonces mucho más", revela.

Otro de los valores que avalaría la declaración como BIC del edificio lo pone, a ojos del historiador, una placa que el Ayuntamiento colocó en la fachada principal del edificio en 1892, que hoy figura en su portada lateral y que certifica la representatividad que guardaba para los coruñeses el haber tenido como vecinos a sus ilustres propietarios. "Esa placa es la prueba del reconocimiento que los coruñeses quisieron otorgar hace más de cien años a las figuras de los Cornide. Es un valor más", explica Alfredo Vigo, para quien no cabe la menor duda de que el edificio es merecedor de la declaración.

El informe, no obstante, tardará en ver la luz a falta de una serie de comprobaciones finales en lo referente a los interiores de la estructura, a la que no se ha podido acceder debido a la necesidad de un permiso por parte de sus propietarios actuales, la familia Franco. "No está concluido porque falta que el Ayuntamiento solicite a los propietarios que los técnicos podamos hacer una inspección ocular del edificio interior. Si no podemos verlo por dentro, valoraremos solo lo de fuera", adelanta el investigador.

Pese a que la casa sufrió una remodelación en torno al año 1963, con el fin de adaptar las condiciones de habitabilidad de la residencia „entonces propiedad de Carmen Polo, la mujer de Francisco Franco„ existen planos de 1951 que atestiguan que la estructura conserva algunos elementos interiores de gran valor patrimonial, como la escalera principal y el vestíbulo, para las que cabe esperar un estado de conservación aceptable.

"Un arquitecto tiene que dar una valoración de conservación del edificio por si necesitase algún tipo de intervención de urgencia, por lo que sería necesario verla. Me gustaría ver la escalera imperial de piedra, que ocupa casi la mitad del vestíbulo. Hay argumentos suficientes para que sea BIC, pero hay cosas que es necesario comprobar", concluye Alfredo Vigo.