El informe toxicológico realizado por el Instituto Anatómico Forense de Madrid al cuerpo de Diego Bello, el joven coruñés abatido el mes pasado por la policía filipina, señala que en los seis meses anteriores a su muerte no había consumido drogas. De acuerdo con fuentes de la familia, las pruebas, a partir del cabello del fallecido, comprobaron un amplio espectro de estupefacientes: heroína, ketamina, cocaína, derivados anfetamínicos, cannainoides y metadona. No encontraron huella de ninguno de ellos.

El hermano del fallecido, Bruno Bello, considera que esta es una "muy buena noticia", ya que ayuda a desmontar la versión de la policía filipina, según la cual Diego Bello se dedicaba al narcotráfico en el país asiático y fue abatido después de disparar contra los agentes en una redada antidroga. Los familiares y allegados de Bello defienden que fue una ejecución por parte de las fuerzas de seguridad filipinas.

Bruno Bello señala que él sabía, "como familiar", que su hermano no consumía "ningún tipo de droga", pero cree que el informe ayudará a limpiar su nombre porque "ahora tenemos una garantía 100% y científica" de que era así. El documento será remitido ahora a la Audiencia Nacional, el tribunal que investiga la muerte a partir de una denuncia de su familia. Sus allegados están ahora a la espera de que el Instituto Anatómico Forense emita los resultados de la autopsia, que permitirá determinar cuestiones relevantes para el proceso. Entre ellas, si hay rastros de pólvora en las manos de fallecido, pues su ausencia apuntaría a que Diego Bello no disparó tal como afirma la versión policial.