Un seguro, una garantía para no estar solos en el futuro. Pagar durante la juventud para estar acompañado en la vejez. Este fue el proyecto que, ayer, resultó ganador en los talleres que la Fundación Princesa de Girona realizó durante la mañana en el Ágora, como actividad complementaria a la proclamación del premio en su categoría social, que se anunció en A Coruña. En el concurso participaron más de 250 alumnos de institutos de toda Galicia, que presentaron sus proyectos.

Los ganadores salieron de las aulas de primero de Bachillerato del Eusebio da Guarda, con esta idea que mezcla la iniciativa privada con ayudas sociales, ya que, para combatir la soledad en la tercera edad, estos jóvenes, que estudian la rama de ciencias sociosanitaria, proponen que el seguro pueda estar subvencionado, para que los mayores que carezcan de recursos no se queden descolgados y puedan gozar de actividades en su día a día y de compañía. "Ese seguro lo voy a contratar", le dijo de broma el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a los creadores de la idea, antes de marcharse.

En la final, el grupo formado por Laura Valles, María Vázquez, Sabela Rodríguez y Luis Estévez se impuso, aunque por poco, a la propuesta de los alumnos del Agra do Orzán, que planteaban la creación de una red en la que mayores y jóvenes con problemas de exclusión social se pusiesen en contacto y compartiesen experiencias. Lo harían en lugares públicos, como parques, bibliotecas o centros cívicos, para que a ninguna de las partes les costase dinero.

Finalmente, su idea de intercambio de sabiduría se quedó en segundo lugar. Apostaban por que los mayores aportasen su experiencia a los más jóvenes, para evitar que consumiesen drogas, contándoles cómo habían pasado ellos los años de la heroína y por que, a cambio, los chavales les ayudasen con las nuevas tecnologías, por ejemplo, enseñándoles a usar el teléfono móvil o las redes sociales. Dibujadas en los cubos de cartón en los que los participantes tenían que diseñar sus prototipos se quedaron otras muchas ideas que, ni siquiera, consiguieron subir al escenario en la semifinal, como el canal Yayotube, una idea nacida en las aulas del instituto Ramón Menéndez Pidal.

"El Ayuntamiento le podría dar becas a los universitarios para que ayudasen a los abuelos a grabar vídeos en YouTube contando sus historias, hablando de su pasado. Así estarían acompañados y los estudiantes cobrarían una ayuda", explicaba ayer Iván, uno de los creadores de esta idea.

Del instituto Rosalía de Castro partió la idea de que los jubilados recorriesen escuelas e institutos para ponerse en contacto con jóvenes que estén estudiando ciclos de Formación Profesional para contarles cómo fue su vida dedicándose al oficio que ellos están por descubrir. "Así podrían juntarse los mayores que viven en el rural con los jóvenes que estudian en la ciudad", describía ayer Pablo, aunque su proyecto tampoco fue finalista.

"Todos debéis sentiros ganadores", les dijo ayer sobre el escenario el emprendedor Xavier Verdaguer, que fue el encargado de guiar esta actividad, junto a los profesores de los centros, convertidos en "facilitadores". Y es que el taller, que empezó a las nueve de la mañana, tenía como objetivo que, en tan solo unas horas, los jóvenes reflexionasen sobre un problema actual y le buscasen una solución posible, en este caso, la soledad que atenaza a las personas mayores.

La reina, Letizia Ortiz, y el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, asistieron a la exposición de los proyectos semifinalistas y también al acto de elección „que se hizo a mano alzada„ en el Ágora. "Nos dio la enhorabuena por el premio, nos preguntó qué tal nos lo habíamos pasado, porque es una experiencia nueva y también el curso y el colegio", recordaba ayer María Vázquez, de su charla con la Reina tras hacerse una foto de recuerdo con ella y con el premio. "Para nosotros fue una experiencia muy constructiva, porque tuvimos que crear un proyecto desde cero en muy poco tiempo", comentaba Luis Estévez.

Entre los participantes, hubo ayer nervios al saber que llegaban dos personas a las que solo habían visto por la televisión antes. A algunos les hizo más ilusión ver a Iglesias, que se mostró amable con los jóvenes; a otros, la Reina, con la que intercambiaron algunas frases y sonrisas.