"Empecé a tocar el oboe con nueve años en el conservatorio Xan Viaño de Ferrol. Desde el principio me encantó la música y siempre le dediqué tiempo, pero pensaba que mi futuro profesional sería la educación. Pensaba que ser profesora de oboe en algún conservatorio en Galicia sería la etapa final de este recorrido musical", explica Iria Folgado que, de pequeña, cuando asistía con sus padres a conciertos de la Orquesta Sinfónica en el Palacio de la Ópera o en María Pita, no se imaginaba que ella pudiese "formar parte de una orquesta, y menos de una orquesta de ese nivel".

"Todo cambió cuando entré en contacto con los proyectos educativos de la OSG, en este caso, con la Joven Orquesta de la Sinfónica de Galicia. Empecé esta nueva formación a los quince años, y después del primer proyecto, mis objetivos habían cambiado. Lo que la Sinfónica de Galicia nos dio con estas ideas educativas, fue la oportunidad de saber que hay más, que se podía escoger otras ramas en esta profesión, como, por ejemplo, ser músico de orquesta. A partir de ese momento, este fue mi sueño", reconoce Folgado, que ha empezado ya a cumplir esa meta que ella ni siquiera sabía que se podía marcar.

De los músicos de la Sinfónica aprendió, entre anécdotas y clases, a ser buena profesional y a tocar en grupo, no solo con gente de su edad sino también con la orquesta. "La Joven de Galicia no es solo un proyecto educativo para ayudar a nuestro aprendizaje musical y orquestal, sino que también es una familia en la que creces, en la que mejoras como músico y persona, aprendes a compartir y a ayudar a tus compañeros porque todos tenemos el mismo sentimiento e idea: hacer música juntos", relata Folgado.

De aquellos años recuerda que la clase empezaba a las diez de la mañana y que todos llegaban media hora o veinte minutos antes para poder prepararse y calentar y que, a veces, se quedaban después del ensayo "para poder repasar algún pasaje difícil".

Gracias a la Orquesta Joven, Folgado se puso en contacto con el primer oboe de la Sinfónica de Galicia, Casey Hill, con quien asistió a clases regularmente. "Me ayudó mucho a ser la oboísta que soy ahora. Siempre será unos de mis referentes", define Folgado, ahora que acaba de ganar la plaza de solo de corno inglés en la Konzerthaus Orchester de Berlín.

Recuerda que, cada año, tenían que enfrentarse a pruebas, no solo para entrar en la orquesta sino también para saber qué papel iban a tocar en cada programa. "Durante estas pruebas siempre se pasa nervios porque todos lo queremos hacer bien para permanecer en la Joven o porque queremos tocar un papel en particular. Inconscientemente, nos estamos preparando para la vida profesional, ya que para buscar trabajo tendremos pasar por este tipo de audiciones.

A los 17 años empecé a formar parte de la Gustav Mahler Jungen Orchester. Con este logro se pudieron empezar a ver en mí los resultados de formar parte de la Orquesta Joven", define Folgado.

Al año siguiente, empezó la carrera en la Hochschule für Musik Hanns Eisler, en Berlín, con el profesor Dominik Wollenweber. Sus estudios los compaginó con trabajos en diferentes festivales, orquestas profesionales o orquestas jovenes europeas y mundiales. "Todo lo que aprendí en A Coruña me ayudó a no tener tantos problemas en la orquesta. Podía ser más rápida en reaccionar que otros compañeros que no pudieron tener la suerte que yo tuve, así que, podía aprender, mejorar y absorber información con más facilidad", resume.

El pasado mes de septiembre empezó el máster en la misma escuela e ingresó en la Karajan Akademie, de la Filarmónica de Berlín. "Esto era otro gran sueño desde que llegué a la ciudad, ya que una vez dentro tienes la gran oportunidad de tocar con la Filarmónica de Berlín", cuenta Folgado.