El deporte en las categorías más jóvenes ofrece a menudo entrañables gestos de cariño y deportividad. En una competición de hockey con niños de entre 4 y 6 años la árbitra, tras el saludo inicial de los jugadores al público desde el centro de la pista, ayudó al portero de uno de los equipos a desplazarse a su portería. Al niño, armado con la pesada equipación de los guardametas de hockey, le costaba tanto moverse que la colegiada lo cogió en brazos para situarlo entre los palos de sus dominios.