La de Cristina López no es una historia de cuidados, sino de la ausencia de ellos. Una situación de maltrato continuado en su propio hogar le llevó a desarrollar problemas de salud mental y a llegar a plantearse, en varias ocasiones, el suicidio. No encontró amparo tampoco en el sistema de salud, en donde la única solución que le ofrecían era, como recuerda, "llenarme de pastillas". La protección la encontró, finalmente, en su psicólogo y en Grupo de Apoyo Mutuo para mujeres con problemas de salud mental, "donde todas sufríamos y estábamos allí para contárnoslo". Una vía de escape ante una conjunción de factores que le llevan a sentir "indiferencia por parte del sistema, maltrato por la familia, invisibilidad del sistema judicial y exclusión de amistades".