Como las cajas con doble fondo, las colecciones artísticas guardan a veces obras que viven en los márgenes. Algunas tienen firmas de peso, pero no pueden competir con la sombra que proyecta la temática, ese eje común del que forma parte el grueso de los cuadros y del que ellas se desligan. En la periferia artística, escasean las exposiciones que permitan sacarlas a la luz para poder compartirlas con el público. En ese sentido ha dado un paso Afundación con su nueva muestra, Fóra de foco. Artistas foráneos na colección Afundación, en la que recoge aquellas obras olvidadas de su fondo por no ser propias de Galicia.

La selección, inaugurada ayer, la integran banderas de puntos como Cataluña, Madrid, Andalucía o el País Vasco, pero también enclaves internacionales como Portugal o Bosnia. Se trata de un total de 34 obras, que intentan ser "una muestra representativa de lo que es el arte moderno desde los años 90 hasta hoy", con una variopinta mezcla de pintura, escultura, fotografía e instalaciones audiovisuales. Sus creadores proceden de aquellas primeras tandas de los años 80 que pusieron un pie en las facultades de Bellas Artes españolas, apostando por la transversalidad. "Antes pocos se introducían en otras prácticas, pero en las universidades se cruzan todas las disciplinas. Eso hace que cuando pintan tengan algo de escultura, o que las instalaciones tengan mucho de pintura", explicó en la apertura de la exhibición su comisaria, Mercedes Rozas.

Amaya Bozal, con un paisaje pictórico que integra arenas y pegamentos, es un ejemplo de esa polifonía. La artista forma parte del área de la muestra dedicada a la abstracción, en la que orbitan también la Medalla de Oro de las Bellas Artes Soledad Sevilla y el más veterano de todos, Francisco Farreras. Con sus revoltijos de maderas y tejidos que invitan a explorar con las manos sus recovecos, el catalán defiende su idea del autor "como un sónar" que capta los "mensajes" que transmiten las superficies. "No tengo ni idea de lo que va a salir cuando me planteo un cuadro. Toda arte es misterio", dice el artista, aunque no se cumpla para todos.

Para otro puñado de creadores, la práctica del pincel es más concreta. Son los responsables de las figuraciones, otro de los ramales de la exposición, que dibuja en las paredes rostros, bodegones y caballos. El Premio Nacional de Artes Plásticas Manolo Valdés „responsable de las populares esculturas de las Meninas„ presenta en esta área sus perfiles, junto al bosnio Mersad Berber. Sus collages beben de la idea de convertir el desecho en arte, una vía cercana a la denuncia de otros como David Canogar, que critica con sus fotografías el "exceso de consumo que lleva a la obsolescencia y provoca graves problemas en el mundo".

El aislamiento social, la perspectiva de género o la memoria„a través de un vídeo del ya fallecido Chema Alvargonzález„, son otros de los temas bajo foco. Su selección ha llevado "meses de trabajo", e incluso cierta labor de investigación, ya que "algunas obras no estaban ni catalogadas". Exponerlas al ojo público supone para la coordinadora adjunta del Área de Cultura de Afundación, Paloma Vela, una oportunidad para redescubrir la colección y hacer "una lectura en clave nacional e internacional" de su obra. "Hasta ahora nos centramos en el arte gallego, y eso hacía que quedaran fuera de foco artistas de primer nivel. Por eso nos pareció oportuno sacar estas joyas", explica.

Esta nueva forma de relacionarse con el fondo pondrá también un pie en la diversión. La entidad propone en su muestra un espacio lúdico, por medio de un módulo en el que los visitantes podrán fotografiarse con el estilo de las obras, y participar en el sorteo de dos entradas de Ataquilla en Instagram. Los centros educativos contarán además con una oferta didáctica compuesta por recorridos y talleres. Ayer, antes de que se inaugurara la exposición, se habían apuntado ya 1.500 escolares, pertenecientes a cursos desde infantil hasta bachillerato y ciclos formativos.